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viernes, abril 19, 2024

El valor de los hombres de Caamaño se impuso en la desigual batalla del hotel Matum

El ataque tenía por objetivo aniquilar al liderazgo militar de la insurrección cívico militar de abril de 1965

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SANTO DOMINGO . A cincuenta y seis años del ataque a las tropas constitucionalistas encabezada por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deño en el Hotel Matum de Santiago es oportuno resaltar uno de los principales acontecimientos que marcaron la insurrección cívico militar del 24 de abril de 1965.

El asedio a las tropas acantonadas en el Hotel Matum tenía como objetivo eliminar la jefatura de los militar que lucharon por el retorno de la Constitución de 1963 y defendieron la soberanía nacional tras la intervención de la Fuerza Interamericana de Paz, encabezada por la 42 División Aerotransportada de los Estados Unidos.

Desde las 9:30 a.m. hasta las 5:30 p.m., los constitucionalistas que acudieron a Santiago a tributar un homenaje al coronel Rafael Fernández Domínguez, quien cayó en combate el 19 de mayo del 1965 durante el frustrado asalto al Palacio Nacional, resistieron heroicamente a las tropas de la Fuerza Aérea Dominicana, que abrieron fuego hasta con tanques franceses AMX.

Dos bajas

Dos bajas tuvieron los constitucionalistas en el coronel Juan Lora Fernández, jefe de Estado Mayor del Ejército Constitucionalista y su asistente  Domingo Antonio Peña Liriano, víctimas de un bombazo disparado por un tanque de guerra, mientras las tropas de la Fuerza Aérea sufrieron más de sesenta bajas, pese a su superioridad en hombres y armas, en un enfrentamiento que desmoralizó a sus comandantes.

Las tropas atacantes fueron dirigidas en el terreno por el coronel Francisco Díaz Interián, quien contó con la colaboración de otros altos militares e incluso del jefe de la Policía Nacional en Santiago, coronel Luis Ney Tejada Alvarez.

Homenaje a Fernández Domínguez

Los constitucionalistas salieron de Santo Domingo rumbo a Santiago a las 5:00 a.m. por lo que llegaron a las 7:00 a.m. para participar en la misa que se ofició en la iglesia La Altagracia,  y de ahí se dirigieron al cementerio de la avenida 30 de Marzo, donde reposan los restos del coronel Fernández Domínguez.

Ya en el cementerio la multitud, integrada por soldados y civiles, fue atacada a tiros por francotiradores desde el edificio del hotel Oriente. Los ataques fueron repelidos, lo que provocó la huida de los atacantes que abandonaron dos fusiles.

En el cementerio se ubicaron explosivos C-4 pero fueron desactivados por el personal constitucionalistas, lo que impidió una catástrofe.

Superado este incidente, los constitucionalistas se dirigieron al hotel Matum, donde tenían previsto el desayunar y Antonio Guzmán Fernández les tenía preparado un almuerzo.

Alrededor de las 8:00 a.m. fueron atacados con armas largas desde el Monumento a los Héroes de la Restauración, ubicado a unos 350 metros con lo que se inició la batalla que tuvo un cese al fuego definitivo a las 5: 00 p.m.

El expresidente de la República, coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, en un informe que dirigió al presidente provisional Héctor García Godoy Cáceres, fechado el 21 de diciembre de 1965, cuyo original reposa en el Fondo Presidencial del Archivo General de la Nación, decía que en el hotel, al momento del ataque, había entre 800 y 1000 personas, entre los cuales 18 ciudadanos estadounidenses.

“Pudimos comprobar, al cabo de unos minutos, que contingentes armados de militares disparaban con armas pesadas, ametralladoras calibre ( 50 y 309) y fusilería automática desde el Monumento de los Héroes de la Restauración, edificio ubicado a unos 350 metros y a la derecha del local en que estábamos. Asimismo, pudimos observar que un contingente de tropas avanzaba hacia el frente del edificio en que nos encontrábamos y disparaban sus armas contra èste”, decía Caamaño en el informe.

El combate fue muy desigual, pues las tropas de la Fuerza Aérea Dominicana contaban con todo tipo armamentos, incluyendo tres tanques de guerra e incluso tres aviones P-51 sobrevolaron la zona, pero no dispararon.

Los constitucionalistas contaban, conforme dice el informe de Caamaño, con 47 armas, incluyendo once subametralladoras “Thompson”, pero solo 30 pudieron ser usadas, ya que la mayoría permaneció en los vehículos que quedaron en el parqueo del hotel.

“Puedo asegurar que solamente el valor y el arrojo de los hombres que defendían sus vidas contra una muerte inminente pudo evitar la masacre que se avecinaba”, agrega Caamaño en el informe citado.

El fuego fue intenso pues las tropas de las fuerza Aérea apoyada por la Policía Nacional en Santiago que fracasaron en su intento por asaltar el hotel donde permanecían los constitucionalistas. Las bajas del lado de los atacantes eran visibles en los alrededores.

Debido a la inferioridad en el número de armas de parte de los constitucionalistas, Caamaño ordenó solo disparar cuando los atacantes se acercaban, lo que le reportó éxitos.

En medio del fragor de la lucha los médicos Pedro Jorge Blanco y Frank Joseph Thomén y los sacerdotes Juan José Cervera y Emilio Lapayese y Miguel Angel Otura, penetraron al hotel a recoger los heridos y a discutir una salida al conflicto.

También visitó el hotel el cónsul estadounidense en Santiago, Lister Scott, con el fin de gestionar la salida de 18 ciudadanos, pero recibió la negativa de Caamaño.

“Me negué diciéndole que no había razón alguna para hacer discrimines por nacionalidad, entre quienes siendo iguales corrían iguales riesgos, además porque no podía garantizar sus vidas fuera del hotel y me sentía responsable de su seguridad”, le dijo Caamaño al funcionario consular, conforme el informe que rindió al presidente García Godoy.

Mientras en Santiago se libraba un encarnizado combate, en la capital civiles se movilizaban en solidaridad con Caamaño y sus tropas. En numerosas calles se colocaron obstáculos, se desarmaron varios agentes policiales, pero cuando se supo que se había logrado un acuerdo para la salida de los constitucionalistas del hotel Matum la calma retornó.

La evacuación

El presidente García Godoy había ordenado a las Fuerzas Armadas y a la Fuerza Interamericana de Paz detener el ataque contra Caamaño,  orden que fue obedecida horas después, pues se buscaba ganar tiempo para ver si se completaba el objetivo de aniquilar a los constitucionalistas.

El teniente coronel John J. Costa, comandante del Segundo Batallón del 508 de la Infantería Aerotransportada, de inmediato se trasladó en helicóptero a Santiago a cumplir con su misión.

Alrededor de las 5:00 p.m. se logró un cese al fuego y comenzó la evacuación de los constitucionalistas. Los civiles los miliares fueron trasladados a la Capital en helicópteros. La avacuación se completó el día después.

Con la evacuación de los constitucionalistas y los civiles terminó uno de los episodios más importantes de la guerra civil de 1965 y una vez más los defensores de la soberanía se impusieron en una batalla desigual como ocurrió en abril de 1965 en la batalla del puente Juan Pablo Duarte.

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