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jueves, abril 25, 2024

La muerte del presidente de Haití

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El asesinato de un presidente de una nación es siempre un hecho trascendente. Todos los organismos internacionales deberían intentar ofrecer su colaboración para que Haití supere la situación en que se encuen tra.

Desde luego, República Dominicana hace bien en cerrar la frontera, para combatir   lo más que pueda la porosidad actual y prevenir una invasión masiva. Esto con consecuencias evidentes en materia de comercio, y en aumentar la fragilidad alimentaria de la mayoría de la nación haitiana.

Quisiera incrementar la frialdad mental para manejar mejor un hecho que a nosotros los dominicanos nos toca tan directamente. La presencia de unos 700,000 haitianos en nuestro territorio, la gran mayoría sin documentación, desafía las habilidades, para no caer en nacionalismos populistas, al tiempo de hacer lo posible para regular los trabajos en las áreas de agropecuaria, construcción y comercio.

Hay una frase que se usa con frecuencia que dice » en pleitos de marido y mujer nadie se meta».

Nuestra neutralidad no puede ser ingenuidad. Obviamente no tomar partido no quiere decir que nos hagamos los chivos locos y que nos crucemos de brazos.

Los ejecutores de un asesinato de las características que motiva esta comunicación no parece ser un conflicto político cualquiera, porque no aparece por ningún lado ese aspecto.

A lo que más me parece este acto es a una ejecución mafiosa. La muerte de John F Kennedy, guardando las debidas distancias, ha quedado, más o menos en la Omertá (el código del silencio)

Quien está en la capacidad de negar que las cinco familias, (Bonanno, Gambino, Luchese, Duchese, y Colombo tuvieron que ver con la muerte de ese presidente.

Tengo informaciones de que las bandas organizadas en Haití son las responsables de las mayorías de las muertes en esa nación. En Petit Soleil, un barrio de Puerto Príncipe, que da al mar, y con grandes posibilidades de descargar drogas, con escaso control hay 30 bandas que se disputan el territorio.

En un país con un salario diario de 2 dólares para el 60 % de la población, debe haber muy poco para vigilancia y seguridad.

Yo no tengo a Juvenal Moise como ejemplo de honestidad de conducta política, pero en el mundo del narcotráfico de hoy, uno puede pisarles el callo a ellos, simplemente por no colaborar como a ellos les gusta.

Hasta ahora, el estilo de esa muerte, me luce típicamente mafioso.

 

 

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