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viernes, marzo 29, 2024

Es un escenario nuevo en que se repite la historia: perseguir la corrupción y evitar la impunidad

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SANTO DOMINGO. Lo que estamos viendo en la acción del Ministerio Público persiguiendo a ciudadanos que, a juicio de ese Ministerio, dependiente del Poder Ejecutivo, son reos de delitos que perjudican a la ciudadanía, es una vieja historia que cíclicamente se repite. El uso del Poder que unos dicen justiciero y que otros entienden es un uso injusto. Pero que todos esperan que realmente sea justiciero.

Al instalarse como presidente dominicano, en discurso de toma de posesión ante la Asamblea Nacional y representantes del mundo diplomático relacionado la República Dominicana, Abinader no desaprovechó de martillar su promesa reiterada durante años como político y candidato opositor: “No habrá impunidad con la corrupción en el gobierno de Danilo Medina”. Era un 16 de agosto del 2020

Abinader no se conformó con sintetizar. Amplió diciendo que “está comprometido con el pueblo dominicano, su familia y la memoria de su padre y que no permitirá corrupción en su gobierno y, que el que robó los dineros del pueblo en el gobierno del presidente Danilo Medina será sometido a la justicia.

A sus funcionarios en el nuevo gobierno que se le impuso por cuatro años, “tampoco les permitirá indelicadezas y quien cometa un acto de corrupción será destituido y sometido a la justicia”. Prometió hacer a partir de ese día “un gobierno inclusivo, sin corrupción y con equidad”. A su lado estaba Raquel Peña, vicepresidenta electa y compromisaria con aquellas sentencias premonitorias.

Hacía años que Abinader, desde la oposición, venía hablando en esos términos de frente a Medina y todo el andamiaje del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) quienes venían gobernando durante cinco períodos, repartidos entre Leonel Fernández, tres períodos, y los dos que concluía medina en el ciclo que estaba cerrando a golpe de advertencia el nuevo presidente.

Abinader rasgó sus vestiduras cuando Medina, en ese mismo salón que ahora estremecía el nuevo presidente Abinader, al rendir cuentas el 27 de febrero del 2017 había crispado al país acusando al entonces gobernante por no responder lo que durante años seguiría siendo tema de debate: “Medina dejaba sin respuesta la principal preocupación de la sociedad dominicana en todo momento, y más ante los gobiernos del PLD, resaltando el de Medina, lo que es el imperio de la corrupción y la impunidad en la gestión pública y sus secuelas”.

Miriam y la tapa al pomo

Todo pareció iniciarse cuando tras una breve pausa, mientras se instalaba, Abinader “en cumplimiento de mi compromiso”, el mismo 16 de agosto, anunció que designaba a la doctora Miriam Germán Brito, abogada y ex jueza de tribunales superiores, en la Procuraduría General de la República. Y le pondría al lado a Yani Berenice Reynoso, polémica funcionaria de la fiscalía como Procuradora Adjunta.

El preanuncio lo hizo vía la red social Twitter. También vía Twitter la Germán agradeció la designación y dijo que ahí comenzaba el verdadero cambio y que se estaba atendiendo el clamor del pueblo. La nueva Procuradora adelantó que no iba al puesto a cobrarle nada a nadie. Y se rodeó de activistas judiciales de la nueva generación fiscalizadora.

La doctora Germán Brito, tan pronto se instaló empezó a desbrozar papeles en los archivos y retomó el caso de las acusaciones de corrupción que envuelve a la empresa brasileña Odebrecht, haciendo desfilar en público a un grupo de acusados.

No bien había avanzado ese trabajo, la procuradora Germán valiéndose de numerosas declaraciones de bienes de funcionarios pasados y de algunos del presente gobierno, desplegó su artillería sirviéndose de un grupo de agentes fiscales jóvenes que iniciaron su labor soliviantados y ligeros de cargas.

Y ahora, vemos que la noche tronó y relampagueó cuando la Procuraduría General desplegó acciones de allanamientos, se dice que por lo menos a doce residencias de ex funcionarios e interrogando a muchos que están siendo conducidos como prisioneros para discutir sobre sus acciones en el gobierno concluido de Danilo Medina .

Por lo menos dos hermanos de Medina ya están en prisión. Y otro paquete del grupo en ascuas, incluyendo al mismo Medina.

La historia que se repite

Cuando se dice que la historia se repite es porque se recuerda que en varias decenas años, incluidos todos los gobiernos dominicanos en secuencia, han hecho testigo a la población de por lo menos una docena de explosivos casos de corrupción, al momento de intervenir las autoridades judiciales empujadas por sus respectivos gobiernos en eventuales revanchas políticas.

Los del PLD no habían tenido de frente tales circunstancias a pesar la actitud hiperbólica e hipócrita con el tema de la corrupción de su parte.

El ex presidente Salvador Jorge Blanco podría ser un punto de referencia. Joaquín Balaguer llegó a confesar que en sus gobiernos amamantaba a no menos de trescientos millonarios corruptos, estrujó a Jorge Blanco, presidente nacido de las entrañas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) contras las rejas carcelarias.

Jorge Blanco y un grupo de quienes sirvieron a su gobierno fueron enjuiciados y conducidos a cárceles. Y muchos a los consultorios siquiátricos. El propio Jorge Blanco debió de abandonar el país, tras ser condenado a veinte años, de los cuales cumplió una mínima parte en prisión.

El mismo régimen de Balaguer se vio envuelto en las escaramuzas de corrupción de la empresa canadiense Hidroquebec, caso que derivó hacia el gobierno de Leonel Fernández, sin que este mostrar interés en impulsando y permitiendo que el mismo se diluyera en la impunidad. También Balaguer tuvo que soportar la acción de la Justicia en la persona de algunos de sus subalternos por casos de corrupción en las Aduanas.

Leonel Fernández tiene numerosos casos pendientes de indagatorias o acusaciones de corrupción pendientes, en el marco de sus gobiernos asidos al PLD.

Circunstancias de Abinader

Ahora que la Procuradora Germán, pasando por encima de su situación de convaleciente tras agotar una semana hospitalizada por afecciones del sistema nervioso, tiene la decisión junto a su equipo, de atacar para complacencia de la población, el presidente Abinader, habrá de mirar para otro lado. Si es que enfatiza su confesión de que la Justicia actuará en su régimen con plena independencia.

No hay que perder de vista, sin embargo, que por encima de las confesiones, testimonios y declaraciones de buena fe de Abinader, las fuerzas represivas en manos de los fiscales, y los fiscales mismos, son sus empleados, en cuanto a disponer de su capacidad represiva para que la doctora Germán y su grupo puedan accionar hacia sus objetivos de cero corrupción e impunidad. No sólo contra la corrupción del pasado reciente, sino cuando asome la hidra en los pies del propio Abinader en las actuales circunstancias. Esa fue parte de su propuesta.

Un gobierno sin dinero para cumplir sus compromisos de ley, ya que los acusados de hoy están obligados a confesar si realmente desfalcaron al Estado, al punto de que según Abinader, “hasta el aire que respiramos se lo llevaron”.

Además, la pesada presión de la población que montó a Abinader en el potro del Poder, está pendiente de que le complazca con la parte del pan y del circo del que no dispone, y que le hace falta.

 

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