Las grandes potencias occidentales y sumisos seguidores en todo el mundo, se han puesto en fila para castigar al continente africano, después que la avanzada tecnología médica de este continente, advirtió que en sus fronteras pudieron detectar la nueva variante del COVID ómicron.
Al despejarse el panorama ha ido quedando claro que África es el escenario del enfrentamiento entre Norteamérica y Unión Europea y China. Además de que se ha relievado, aún más, los intereses financieros que se mueven con el negocio de las vacunas contra el coronavirus. También el concepto egoísta de los países ricos acaparadores de esas vacunas, marginando a las zonas más necesitadas de la tierra en las que se encuentra la generalidad de los 55 países africanos.
Ómicron «es el resultado inevitable de acaparar vacunas y dejar a África por fuera», sentenció Ayoade Alakija, directora de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas.
Era viernes y el presidente norteamericano Joe Biden, muy presuroso, en un comunicado de la Casa Blanca dijo que, no más el lunes, pondría restricciones a los viajeros procedentes de Sudáfrica, y de otros países de esos alrededores. La razón que dio el gobierno norteamericano fue la de que en el continente africano apareció una nueva variante del coronavirus bautizada como ómicron.
Estaba claro, Biden prácticamente estaba asignando un nuevo nombre a la pandemia del Covid: ahora, sería bueno llamarla no el virus chino, sino el virus africano.
Pero los africanos, quienes parecen estar aislados en los confines del mundo, lejos de occidente, no tardaron en tener su propio criterio sobre la variante de Covid que ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó “ómicron”, signándolo así, para evitar una eventual similitud con algo o alguien que facilitara la confusión y la difusión de informaciones falsas.
La OMS desaconseja la aplicación de restricciones en los viajes y el comercio dirigido a aquellos países que están sufriendo brotes.
“La prohibición de viajar no está informada por la ciencia. Lo único que hará la prohibición de viajar es dañar aún más las economías de los países afectados y socavar su capacidad para responder y recuperarse de la pandemia”, fue la inmediata reacción del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa al condenar el cerco de aislamiento dirigido contra África.
Las naciones desde las que Estados Unidos, Unión Europea y sus cohortes han restringido la entrada incluyen Sudáfrica, así como Botswana, Zimbabwe, Namibia, Lesotho, Eswatini, Mozambique y Malawi.
La doctora Angelique Coetzee, médica privada y presidenta de la Asociación Médica Sudafricana, quien detectó en su laboratorio la variante de Covid que luego llamarían ómicron, habló sin mostrar mayor alarma: «Lo que estamos viendo ahora en Sudáfrica, y recuerden que estoy en el epicentro, es extremadamente leve.
No hemos hospitalizado a nadie aún. He hablado con otros colegas y el panorama es el mismo” con su gesto de anunciar su hallazgo ha ganado el reconocimiento de la OMS, por la diafanidad y sinceridad con el mundo científico al alertar a las autoridades sudafricanas de la existencia de una nueva variante del coronavirus, declarándola de preocupante. La medica explicó que todo empezó el 18 de noviembre, con un paciente de alrededor de 30 años que decía llevar días sintiéndose cansado y con dolor en el cuerpo.
El médico Carlos Eduardo Pérez, infectólogo de la Universidad Nacional de Colombia consideró peligro estigmatizar una región, ya que el Continente Africano tiene una tasa baja de vacunación y eso hace sobrevivir el virus y sus variantes. Las variantes Delta y Omicron han sido detectadas en Africa, porque allí tienen una red de investigación genómica bastante importante.
China no se duerme en Africa. Esa potente competencia de los poderes de Occidente, tiene ahora relaciones diplomáticas y comerciales cultivadas durante decenas de años, con los 55 países africanos. Y ante la situación que se le está presentando a esos países, aprovechando el Foro para la Cooperación entre China y África, plataforma oficial entre la República Popular de China y los estados de África, reunido hace par de días, como lo ha hecho desde el 2000, para ofrecer a los africanos mil millones de vacunas anticovid y cancelación de deuda.
Para enfrentar el coronavirus, China ha utilizado un método que le ha valido numerosas críticas entre sus adversarios: las restricciones fronterizas del país son las más estrictas del mundo, controlando las visitas de extranjeros, desde turistas hasta estudiantes.
Deben someterse al menos a 14 días de estricta cuarentena centralizada. Y ese periodo puede extenderse hasta 28 días por las autoridades locales, seguido a menudo por otro período prolongado de observación domiciliaria.
Ventajas del sistema de gobierno centralizado, es evidente.
¿Qué dijo el presidente chino Xi Jinping ante la situación de los países africanos? Mientras occidente ha estigmatizado a los africanos, China se compromete a proporcionar mil millones de vacunas contra la COVID-19 a África. 60 por ciento en donación y sólo 40 por ciento en cooperación con empresas chinas y africanas.
Jinping hizo el anuncio en la inauguración por vía telemática de la octava conferencia ministerial del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), que busca reforzar las relaciones entre ambas partes. Además, dijo que China llevará a cabo diez proyectos de salud para países africanos y enviará 1.500 profesionales médicos y expertos en sanidad pública». Hasta la fecha China donó cerca de 200 millones de dosis a la Unión Africana.
Todo esto está ocurriendo mientras el secretario general de la ONU, Antonio Guterres resalta que ese organismo está «profundamente preocupado por el aislamiento de los países del sur de África» ante las nuevas restricciones de viaje impuestas por la aparición de la variante ómicron y el desigual reparto de vacunas en el mundo, y concretamente el bajo nivel de vacunaciones en el continente africano.
La farmacéutica china Sinovac está reuniendo información sobre la nueva variante del coronavirus descubierta en Sudáfrica para desarrollar una vacuna si fuera necesario.
