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jueves, marzo 28, 2024

Codetel, calamidad nacional incontrolable ¿pagará los platos rotos?

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¿Por qué, si Codetel-Claro rompió los platos de la virtualidad del año escolar, ¿no se le cobra a esa empresa multinacional los platos rotos de su deficiencia frente a sus obligaciones con el Estado y el gobierno dominicanos? Codetel-Claro, no ha conectado a nadie.

Podría el Estado dominicano mirar hacia otros contratistas internacionales para que lo ayuda a salir de su embarazosa situación. ¡Claro que puede? ¡Aunque sea con una empresa norteamericana, que no necesariamente, tiene que ser china!

Tratemos este complicado tema con algo de ironía de viejo zorro.

República Dominicana es un país que como casi todo en el mundo depende de lo virtual, de las nuevas tecnologías, cada vez avanzando a un ritmo crecientemente vertiginoso. Pero, la virtualidad ha encontrado a la nación en una especie de inopia y atrapada por un tentáculo de un pulpo multinacional que aquí se llama Claro, pero que su verdadero contenido está en su real apelativo Compañía Dominicana de Teléfonos (Codetel). 51 por ciento estatal, y un 49 por ciento, en acciones en manos de ese tentáculo de pulpo.

Comencemos por la prioridad a que obliga a todos la necesidad de meter en el año escolar a los casi tres millones de muchachitos de los barrios y callejones, para que no pierdan el tiempo y no se retrasen en su ciclo de formación educativo, que en el país resulta ancestralmente precario y necesario.

El año escolar que la pandemia del virus Covid-19 ha forzado al gobierno para que se haga virtual, es un hecho que, a la vista de todos, pese a los discursos ministeriales cuasi electoreros, luce lleno de incertidumbres y dudas.

Las famosas laptops que se requieren en las manos de cada estudiante y de cada maestro de las escuelas sigue como tarea pendiente. Pero, ¿para qué sirve una laptop si la Codetel y su marca Claro resultan incapaz de conectar esos sutiles aparatos, como es su compromiso contractual ante el país y el gobierno?

¿Cómo iniciar y continuar la capacitación de los padres y tutores, sin una línea de conexión a Codetel su marca comercial y de negocios agiotistas, Claro?

¿Cómo sustituir las aulas por pantallas, sin que Codetel y su marca comercial Claro, las conecten a la Internet? Increíble. Todo el mundo, llevado por las promociones del gobierno y de Codetel y su marca Claro, creía que la totalidad del país estaba digitalizado. Una República Digital, decían y Codetel-Claro reía satisfecha, al tiempo que cobra, más satisfecha, aún, ¿enredado en las conexiones de fibra óptica? Y ha resultado falso.

Entre la realidad virtual mundial, en el país se ha pronunciado como en ningún otro lugar del mundo, lo que llaman “brecha digital”. Esa nueva dimensión de la desigualdad social que no hay manera de estrechar que no sea con inteligencia, buena fe en los contratos con las multinacionales y, claro, con recursos, aunque haya que buscarlos mediante las fatídicas deudas.

El gobierno y su ministro de Educación, hoy llamado Roberto Fulcar, se lanzaron por encima de la “valla de los cuatrocientos”. Exhumaron optimismo, tal vez, con un algo de populismo y demagogia, proclamando que todo era un éxito. Todo estaba preparado y cubierto. Como en tiempo de normalidad. Pero la realidad suele dar en la cara de quienes creen que son ellos los únicos inteligentes, y sustraen de esa condición a todos los auditorios.

El gobierno dejó formalmente iniciado, dentro de la informalidad de la dichosa brecha digital, el año escolar 2020-2012. Algunos voceros barriales y de la zona rural han pedido que se imponga la docencia semipresencial. De otra manera, están condenados a quedarse con sus muchachos en sus ranchos.

En esos ranchos, además, casi no llega la energía eléctrica a quienes tienen la dicha de tener contratos y contadores. Pero, es que tampoco disponen de televisores ni aparatos de radio. En la mayoría de los casos tampoco cuentan con un teléfono inteligente a través del cual puedan comunicarse, por lo menos, vía WhatsApp.

Ah, pero esas empresas privadas que llaman “colegios”

Esto no aplica para miles de muchachos de modernos colegios privados, pero costosos, en los que hace casi dos meses se imparte docencia, con todos los powers. Claro, pagando bien caro, el servicio. Bueno, pagándolo como si se tratara de que todo sigue presencial. Algunos tienen contratados los servicios de plataformas habilitadas por la multinacional Microsoft, que es un cobro extra que soportan los padres de los estudiantes.

¿Pan de la educación a través de 150 emisoras de radio y de antenas y pantallas de 100 canales de televisión convencional, y del cable virtual o de fibras? ¿Pero no es Codetel y su marca comercial Claro, la que vende, y bien caras las cajitas que se paga por mensualidad, para captar los canales de televisión, también vía la internet? Que Codetel-Claro haga un listado, aunque sea virtual, para que nadie pueda verlo, con los callejones y cuarterías de traspatios en donde esté presente esa fantástica conectividad.

Lo que no ha faltado es la costosa publicidad en los medios promocionando el triunfalismo oficialista. Y eso sí que sale caro. Las dos páginas full color en todos los medios impresos. Y los saltarines, periódicos y cíclicos segundos medidos en las cuñas radiales y de televisión. Y hasta en las redes sociales. Eso es caro. Aunque los vean, sólo unos cuantos conectados.  ¿Quién administra eso, en el Palacio Nacional, en cualquier lugar que sea?  La transparencia obliga a que esos y otros detalles se hagan públicos.

Pero el Ministerio de Educación, pese a lo precario que resulte hoy y siempre el Presupuesto Nacional, cuenta con la garantía de ley con el 4 por ciento de ese presupuesto, para sus fines. En lo que queda del 2020, restan no menos de 50 mil millones de pesos.

Bueno, el Ministerio de Educación tiene a manos otros compromisos menos virtuales: las cartillas o cuadernillos impresos que contienen la guía a seguir en lo virtual. Y las fundas con comidas que según dice ese ministerio, serán entregadas en casa de los alumnos, con esos alimentos crudos. ¿Ha sido posible? Porque en donde no hay conectividad para lo virtual, esa suele ser la conectividad más importante. La conectividad con los famélicos estómagos vacíos.

Pero educadores líderes en esas zonas marginadas, dicen que las inobservancias del Ministerio al momento de planificar a la carrera y con nuevos inspectores y supervisores, para el año escolar, acusa la gran debilidad del uso de cuadernillos compartidos por diversos grados escolares, porque complican el sistema de enseñanza, y puede generar muchas lagunas y dificultades para que los padres o tutores puedan aplicarlo con sus hijos.

Hay un dinero de por medio

¿Que ha quedado inconcluso en esta nueva normalidad virtual?

Ya se dijo, no fue posible entregar laptops. ¿Para qué, si Codetel-Claro no garantiza la conectividad?

¿Dónde se quedó el subsidio que sería facilitado para pagar las líneas de internet? Ahí, hay una clave, para entender las deficiencias de Codetel-Claro. Ellos sólo creen en RD$ constante y sonante.

Los cuadernillos fueron entregados parcialmente. Porque eso, hay que pagarlo a las imprentas. ¿Cuáles son esas imprentas y editoras?

¿Se conoce el cronograma de clases y canales para cada grado? Si existe, no fue dado a conocer.

Los suplidores de insumos para el año escolar virtual, tienen sus quejas. ¿Por qué?

¿Quién se encarga de la capacitación a padres y tutores? Por qué se desconocen las formas de contacto con la mesa de ayuda y los call centers. Hay que preguntarle a Codetel-Claro.

Son dos millones 800 mil estudiantes los dolientes, y sus padres y tutores, en adición. Y los 100 mil docentes. ¿Sólo 500 mil estudiantes tienen dispositivos electrónicos? ¿Ocho mil orientadores?

Educación disponía en el presupuesto del año, producto del 4 por ciento, con 194,510.2 millones. Para lo que ya se inició en la virtualidad, el ministro Fulcar y su ministerio, disponen de 50 mil millones de pesos.

Pese a la virtualidad, está de por medio la urgente reparación y acondicionamiento de los centros educativos. Esos son los únicos puntos de concentración y desde allí, los maestros administrarán la virtualidad para desparramarla, si Codetel-Claro los conecta. ¿Qué hay de eso?

Muchos centros no disponen de líneas de Internet. ¿Por qué, si Codetel-Claro, al fin y al cabo, se va a cobrar ese servicio descontándolo de los impuestos que esa compañía cobra a los usuarios, ¿vía facturación o de lo contrario, cortes de su caro servicio? “¡Tenemos pantallas, pero no tenemos internet! No podemos hacer nada, desde las aulas”, reclamó un maestro desde su aula, y a su lado estaba un sicólogo que lo acompaña en sus labores. ¿Tendrá, este maestro, que “comprar paqueticos” a Codetel-Claro para no perecer en el intento?

Se oirá y podrá leerse en lápidas ¿virtuales?, el grito de Fulcar, emitido con vestimenta de chacabana blanquísima y nueva, de lino, y gemelos de mangas fulgurantes: “Queremos acompañar ese desprendimiento del Gobierno con una formidable lección de eficiencia, ética y transparencia”.

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