20.5 C
Santo Domingo
jueves, marzo 28, 2024

Canalización del Masacre trae el recuerdo la crisis RD-Haití de 1963

Las más leídas

SANTO DOMINGO. Al finalizar el mes de abril de 1963, en el breve mandato constitucional del profesor Juan Bosch, una vez más las relaciones entre los países que conviven en la isla de Santo Domingo alcanzaron una inesperada tensión, que casi degenera en un conflicto bélico entre la República Dominicana y Haití.

El origen del inconveniente diplomático se produjo cuando un comando militar ocupó la embajada dominicana en Puerto Príncipe, cumpliendo órdenes del dictador haitiano François Duvalier (Papa Doc).

La decisión presidencial se produjo luego de producirse un real o supuesto atentado contra los hijos del gobernante haitiano, quien aseguró que la intentona fue causada por un opositor a su régimen que luego buscó protección en la embajada dominicana.

Atendiendo a las normas diplomáticas, la República Dominicana acusó a Haití de provocar una conflagración entre los dos países, debido a que tropas haitianas rodearon su representación y violaron el fuero.

El argumento fue que la legación había acogido al teniente Francois Benoit, acusado por el régimen duvalierista de dirigir un ataque contra los hijos del dictador, Jean Claude, de 12 años, y Simona, de 14.

Juan Bosch
Juan Bosch

En la agresión, ocurrida el 26 de abril de 1963, murieron tres guardaespaldas de los menores, lo que enfureció al extremo a Duvalier, quien gobernaba ese país de manera férrea contra sus opositores.

Para vengar la muerte de los tres guardaespaldas, las milicias haitianas incurrieron en una barbarie propia de irracionales, porque no sólo incendiaron la residencia de Benoit, sino que además asesinaron a sus padres, a un hijo suyo de apenas año y medio y a miembros del servicio doméstico.

Como era de esperarse, el gobierno dominicano reaccionó indignado, como lo manifestó el presidente Bosch en una alocución al pueblo desde el Palacio Nacional.

“Hemos sido insultados sin haber provocado nosotros el insulto; se ha invadido nuestra embajada con fuerzas armadas, lo cual equivale a una invasión a nuestro país y es una ofensa imperdonable a nuestra dignidad”, expresó el gobernante dominicano.

Agregó que con la acción, se le había faltado el respeto (a la República Dominicana) “y las naciones pequeñas que permiten eso no son dignas de ser naciones, porque lo único que puede mantenernos como país soberano es la decisión de hacernos respetar de los pequeños y de los grandes, de los que pretendan abusar de su debilidad y de los que pretendan abusar de su fuerza”.

Y continuó: “La dignidad dominicana ha sido ultrajada en Haití de manera indignante. Y no estamos dispuestos a tolerar esa situación y no la toleraremos por ningún motivo”.

La respuesta haitiana

A modo de respuesta a lo dicho por el presidente dominicano, el canciller haitiano, René Chalmers, señaló que no hubo “ninguna violación a la embajada dominicana o a la residencia por miembros de la fuerza pública haitiana”.

“El gobierno haitiano aprovecha la oportunidad para señalar a vuestra excelencia las numerosas violaciones en materia de asilo en que ha incurrido la embajada dominicana en Puerto Príncipe”, argumentó Chalmers.

Destacó que fue “el ex primer teniente Francois Benoit, quien habiendo recibido asilo en la embajada dominicana en fecha 25 de abril en curso, ha podido dejar dicha embajada y participar el viernes 26 en el atentado perpetrado contra la vida de los hijos de su excelencia el señor presidente de la República (Francois Duvalier) y fueron los miembros de la misión dominicana quienes transportaron en sus propios vehículos a los criminales de derecho común”.

En relación al mensaje del presidente Bosch a sus gobernados, Chalmers anunció que debido a lo conminatorio del gobierno dominicano “y a sus provocaciones repetidas”, la dictadura tomaba la decisión de romper las relaciones diplomáticas y consulares con la República Dominicana.

Pleito cazado

Con las dos proclamas casi de guerra abierto, situación se agravó aún más con la llegada de al menos 35 refugiado antiduvalieristas con sus familiares, solicitando asilo político.

Estos nuevos inquilinos de la sede diplomática fueron descritos por la revista ¡Ahora! como ciudadanos “haitianos amantes de la paz que fueron perseguidos por el sanguinario dictador y tuvieron la suerte de alcanzar el pórtico de la embajada dominicana, tras una escapada dramática de las garras de los terribles ton macoutes”.

La prensa dominicana de la época reflejó el conflicto
La prensa dominicana de la época reflejó el conflicto

A los fines de buscar una salida a la situación, no sólo el gobierno estadounidense se involucró, sino que también ordenó a la Organización de Estados Americanos (OEA), que designara una comisión para investigar la situación e impedir que Haití y República Dominicana se enfrentaran “con el terreno de las armas”.

Aprovechando esa decisión de EEUU y la OEA, el presidente Bosch expresó que su gobierno pediría al organismo hemisférico que todas las naciones americanas rompieran relaciones diplomáticas con Haití.

También, que si esto no se conseguía la República Dominicana invadiría Haití y terminaría con el régimen del “hombre fuerte” Francois Duvalier.

En una rueda de prensa con los corresponsales extranjeros, Bosch expresó que Duvalier era “una amenaza para la paz del continente”. “Duvalier es un hombre mentalmente enfermo”, enfatizó.

Igualmente, en su proverbial manera de explicar las cosas, el laureado escritor declaró que Haití era “un barril de pólvora” y República Dominicana “un lago de gasolina”.

Sostuvo que la democracia dominicana y la dictadura haitiana “no podían existir lado a lado”. “Duvalier es un loco. Es peligro perpetuo para nosotros. En el caos que él ha creado, un comunista astuto, podría apoderarse de la nación”, agregó.

La crónica de Emilia Pereyra

En una cronología de los hechos acaecidos en este conflicto, la periodista e historiadora Emilia Pereira publicó en Diario Libre, en el que recuerda que el 8 de mayo, “en ese contexto también se pronunció el presidente de los Estados Unidos, John F. Keneddy”, quien declaró que apoyaba las medidas que estaba tomando la OEA respecto a la disputa.

“La mediación le correspondió a una comisión de la OEA, encabezada por Alberto Zuleta, que primero se trasladó a Haití para hacer las indagaciones correspondientes y luego viajó a la República Dominicana.

“La OEA apeló a Bosch y a Duvalier para que permitieran la solución pacífica del conflicto entre ambos países. La petición fue formulada por el presidente del consejo de la OEA, Gonzalo Facio, en sendos telegramas dirigidos a los mandatarios.

“Entonces, Facio recordó a Bosch y a Duvalier que las cartas de la OEA y de las Naciones Unidas exigían de sus países miembros que se apoyaran en los instrumentos provistos por sus sistemas regionales para resolver las disputas.

“El 8 de mayo, el Consejo de Seguridad de la ONU debatió el caso y Haití acusó a la República Dominicana de tratar de destruir a la “única República negra en América del Norte”. El embajador dominicano Guaroa Velázquez acusó al gobierno de Duvalier de mentir.

Operación Mangú

A medida que avanzaban las horas, todo indicaba que la confrontación era inminente, por los que el teniente coronel Rafael Fernández Domínguez, designado como comandante de las tropas que cruzarían la frontera, reunió a su plana mayor para evaluar la situación y preparar su orden de operación que denominó: “Operación Mangú”.

El propósito primordial era liberar la embajada, tras tomar Puerto Príncipe según fueran avanzando los días, pero la poca fuerza militar haitiana en comparación con las Fuerzas Armadas Dominicanas de aquel entonces, el Ejército Dominicano calculó que podía tomar Puerto Príncipe en cuestión de horas.

Los documentos clasificados de la operación revelan que tres batallones habían sido movilizados: la del Norte y del Centro, asentadas en Dajabón y Elías Piña eran tropas de distracción.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último