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viernes, marzo 29, 2024

Danilo sigue como el fruto del caimito, se resiste a caer

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NUEVA YORK.Los peldaños que conducen a la cima de la Gloria están siendo ascendidos con precaución y firmeza por los magistrados procuradores adjuntos Wilson Camacho y Yeni Berenice Reynoso, en el accionar de sus trabajos al frente de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA).

Delante de ellos, dos pasos más adelante, avanza erguida con paciencia y orgullo, ataviada con toga y birrete, la Procuradora General de la República, magistrada Miriam Germán Brito, portando en sus manos la Constitución de la República.

Desde sus respectivos cargos, ejercidos con independencia de acción gracias al desprendimiento voluntario que ha hecho el Poder Ejecutivo en los que casos que conciernen, escriben con hilos de oro la verdadera razón por la que fue creado este organismo judicial, vital para el fortalecimiento de la democracia y la justicia dominicana.

La elaboración de los expedientes acusatorios contra los desfalcadores de los bienes del Estado, han sido sólidos, ampliamente documentados y no han podido ser desestimados por el momento por los jueces que han recibido los casos, sin importar jerarquía social, religiosa, militar y policial.

Ejemplo de ello tenemos uno de los casos más llamativos y visto por la opinión pública a través de los medios de comunicación, como es el de los implicados en la Operación Coral.

Los jueces de la Tercera Sala de la Corte de Apelación del Distrito Nacional desestimaron el pedido de apelación que solicitó por medio de sus abogados el general Adán Benoni Cáceres Silvestre, considerado como el líder de un entramado societario militar-religioso, supuestamente organizado para delinquir contra el Estado dominicano.

En sus conclusiones, los jueces no solo le negaron la libertad condicional que pretendía la barra de la defensa de Cáceres Silvestre, sino que le confirmaron la prisión preventiva de 18 meses en la cárcel de Najayo, San Cristóbal, señalando que las imputaciones del Ministerio Público son muy graves y sólidas, lo que hacía peligroso otorgarle la libertad condicional.

Las acciones de la PEPCA siguen consolidando confianza en la población dominicana, que ya había perdido las esperanzas de tener una justicia honesta e independiente, que luchara contra la corrupción y contra la impunidad.

El apresamiento y sometimiento a la justicia del general Cáceres Silvestre debería ser un espejo en el cual los funcionarios del gobierno de Luis Abinader vieran sus rostros reflejados, por si acaso se pasan de los límites.

Cáceres Silvestre aún no ha sido condenado judicialmente por los hechos que le imputa el Ministerio Público. Pero sus clamores de inocencia expresados ante los jueces, cargados de plegarias religiosas, no han podido lograr un dictamen de variación de las medidas de coerción que le facilite recuperar su libertad.

Mientras espera la llegada del juicio definitivo en la cárcel de Najayo, Cáceres tiene la imposibilidad de gozar de la privacidad que disfrutaba con familiares y amigos antes de su apresamiento. Tampoco disfrutar el sol al aire libre en todo su esplendor, entre otros privilegios que tienen los ciudadanos.

Cáceres Silvestre ha demostrado ser un hombre de fe cristiana. Poseedor de un excelente dominio de la oratoria convencitiva, de gran capacidad intelectual, capaz de superar a miles de los más veteranos pastores evangélicos del mundo. Pero las imputaciones en su contra lo han hecho reo de casos supuestamente cometidos en la vida mundana.

El Ministerio Público, con respecto al caso Coral, ha manifestado en reiteradas ocasiones que ese órgano judicial logró construir procesos serios y blindados, que, al parecer, no lo destruyen ni las oraciones, logrando mantener las medidas de coerción a los imputados de este caso.

Unos días atrás, la Primera Sala de la Corte de Apelación del Distrito Nacional ratificó la prisión preventiva a la pastora Rossy Guzmán, otra de las principales imputadas en el caso Coral.

Guzmán está acusada de formar parte del entramado militar-religioso, liderado por el ex director del Cuerpo Especializado de Seguridad Presidencial (Cusep), Adán Cáceres Silvestre, ex jefe de seguridad personal del ahora ex presidente de la República, Danilo Medina Sánchez.

Ahora llega el caso de la Operación Medusa, teniendo como principal imputado al exprocurador General de la República, Jean Alain Rodríguez.

Todos los implicados en los casos Coral, Caracol, Pulpo, Loteria-13 y Medusa están acusados de supuestamente cometer delitos de asociación de malhechores, falsificación de documentos, estafa, coalición de funcionarios, complicidad en estafa contra el Estado, y lavado de activos.

Entre los acusados, hay hermanos, cuñados y ex funcionarios de mucha confianza del expresidente Medina, que lo sitúan como uno de los próximos a ser citados por la justicia, ya sea como cómplice o como testigo vinculante.

Pero la fruta del caimito no cae al suelo remeneando la mata, aunque le quiten las hojas que lo protegen del sol.

Su color morado y flores amarillas tienen un gran parentesco a los colores que identifican al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del cual Danilo Medina es líder de la organización, y del que muchos de sus miembros han sido apresados e implicados de cometer delitos de corrupción cuando estuvieron 12 años en el poder.

A pesar de todo, y comparativamente hablando, Danilo sigue como la fruta del caimito, que no cae por sí solo, hay que atraparlo con las manos y desprenderlo de la rama que lo sostiene.

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