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sábado, abril 20, 2024

Aprender de los errores

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Lo que voy a escribir hoy intento que caiga ante los que me leen como la experiencia de un octogenario que cree en la posibilidad de adelantar en la buena dirección aun ante grandes errores cometidos. Pero se puede aprender de ellos.

La muerte de gente de la talla de Amín Abel y Maximiliano Gómez, a quienes conocí en la intimidad me llegó muy hondo.

Quien escribe el día 8 de febrero de 1971 se dirigía a impartir un examen en la Universidad Autónoma de Santo Domingo  cuando me  llama Carlos Tomás Fernández para que como economista revisara una nota de prensa que él junto a Vladimiro Blanco había redactado sobre una huelga de tablajeros que se verificaba en esos días. Eso condujo a los tres a una prisión de un año y posterior deportación a Europa junto a la periodista Aleyda Fernández y su hermana.

La táctica aplicada por el Movimiento Popular Dominicano dirigida por Maximiliano Gómez (el Moreno) de unir todas las fuerzas de de izquierda y derecha contra el gobierno de Joaquín Balaguer, le hacía tanto daño como un pitcher que tira curvas y rectas a más de 100 millas por hora y poncha 15 peloteros en un juego. Sin embargo, nosotros no éramos  conscientes de ello al grado de no cuidarnos lo suficiente.

De haber sido lo adecuadamente  prevenidos, no hubiéramos usado la casa de Aleyda con tanta frecuencia, al punto de despertar la vigilancia del Servicio Secreto de la Policía Nacional, donde fuimos finalmente detenidos por un escuadrón comandado por el coronel Ventura Jiminián y acusados  de poseer armas de guerra y de asesinar policías, lo cual era una vulgar mentira.

Allí me enteré por Arlette Fernández que un tipo que fungía como simpatizante del MPD declaró al periódico Listín Diario que yo había ordenado el asesinato de Rafael Herrera, la persona que como director de ese periódico había editorializado una petición de que mi prisión era injusta. En realidad, el declarante era agente encubierto del Servicio Secreto.

Si nosotros hubiéramos tenido más precaución, Amín Abel que actuaba clandestino en ese período, no  hubiera ido a ver a su esposa Mirna Santos  a la casa donde vivía, en la avenida San Martin, donde fue asesinado frente a su esposa embarazada.

El Moreno, quien había sido sacado de la prisión junto a otros 20 prisioneros políticos en intercambiado por la liberación del coronel norteamericano Donald  J. Crowley, quizás debió de cuidarse más. Su táctica de lucha era tan eficaz, como la es 51 años después la que les dio fin a los 12 años de hegemonía de Benjamín Netanyahu en Israel. Allí se unieron  conservadores, centristas y demócratas para sacarlo del poder.

Concluyo para señalar que es necesario tener confianza de que se puede contribuir al adelanto de los pueblos a pesar de cometer errores. Las contribuciones que hicimos para desacreditar las  acciones del gobierno de  Joaquín Balaguer crearon el entorno para que 12 años después tuviera que salir del poder.

El próximo comentario  señalare que  el sistema capitalista aún a pesar  haber  demostrado ser superior al llamado socialismo real necesita reformas. Y hay que propugnarlas.

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