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sábado, abril 20, 2024

Contrastes indescifrables

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Intento buscar explicaciones a la conducta delincuencial humana y me frustro con más frecuencia de lo que yo quisiera.

Recientemente vi el reportaje de un comunicador que entrevistó a dos asesinos seriales condenados a cadena perpetua por haber asesinado a 13 mujeres cada uno. Ninguno de los dos mostró arrepentimiento y negaron los hechos imputados.

Las probabilidades de que fueran inocentes, en base a las evidencias forenses y a hechos como que el semen encontrado en los cadáveres de las víctimas correspondía al de los delincuentes haciendo que las probabilidades de inocencia fuera de1 en miles de trillones.

Uno puede tender a buscar alguna justificación a hechos de esa naturaleza y refugiarse en que la vida, a veces, arrincona a seres en un rincón malvado que impulsa a la venganza o algo así.

Uno de ellos se casó cinco veces y el otro tenía una esposa adorable a la que colmaba de regalos, ya que era encargado de un departamento de una factoría de automóviles, por lo cual le permitió comprarle dos carros

Me hago la pregunta, ¿es posible insuflar en un niño valores que impidan la conducta criminal?

Evidentemente, el temor a la justicia no funciona como prevención del delito. Tengo la esperanza de que el ser humano encuentre en la ciencia algún refugio que conduzca a reducir la conducta criminal. Pero esto lo digo sabiendo lo difícil que es llegar a establecer ciertamente que es un delito.

Nuestras universidades e institutos de investigación no parecen haber llegado en materia de la sicología humana a algún territorio eficiente para reducir no solo el delito sencillo, mucho menos para acciones de gran calado, que involucran a poblaciones enteras.

En la naturaleza pareciera que hay alguna respuesta. Con toda su sabiduría las plantas han desarrollado como engañar a los atacantes disfrazándose o envenenando a los invasores o simplemente poniendo espinas a los que quieran quitarle la flor a las rosas, por ejemplo. Pero la propia naturaleza se queda corta en sus actos. Con todo derecho, la abeja ataca con un veneno a quien quiera entrar a robarse la miel que con tanto esfuerzo se recolectó chin a chin en néctares de flores. Sin embargo, en esa justa defensa de clavar veneno al atacante pierde la vida, porque se lo clava con todo e intestino.

Confieso sentirme incapaz de encontrar una respuesta a delitos como el descrito en que el instinto sexual natural en los hombres es desbordado infligiendo la muerte de sus víctimas y el dolor a madres, padres e hijos.

Tengo una esperancita. Si detectamos en la escuela los niños que dan señales de conducta violenta quizás repito quizás…sea posible hacer algo con ellos, porque a100 feminicidios por año le estamos echando mierda a la canción de Solano Por amor y a tantas otras que le dieron fama a República Dominicana en todos los géneros.

 

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