¿Qué ocurre cuando una persona muere?
La muerte, como el nacimiento de un ser humano, no pasa desapercibida. Produce un llamado a la atención de diversas maneras.
Un llamado a la atención que obliga a que se diga algo sobre el paso por la vida de quien ha muerto. Lo mejor, a sabiendas de que se nace para morir, es desear que la muerte de ese alguien nunca hubiese ocurrido
No merecía morirse nunca. Expresión que encierra una profunda filosofía. Un convencimiento.
Ivelisse Prats se ha marchado. Pero no morirá nunca.
La profesora Ivelisse, su lucha para que otros aprendiéramos a su paso por la vida, se queda. Su pensamiento libertario. Su carácter ardoroso por el avance social, por el acendro común para que la consistencia de las ideas sea perenne, lo heredaremos.
Cuando oigamos el nombre de Ivelisse estaremos atentos a la lucha de las ideas, a su magisterio. A la lucha por algo mejor. Y vendrá a la mente el aula común, el aula universitaria, el aula partidaria y política. Porque el aula era su sendero inagotable y amplio.
Ella estará presente siempre que se mencione las grandes luchas ideológicas por la democracia dominicana. Cuando tengamos que construir una práctica política y partidista como un dejo de decencia militante. Ese, y no otro fue su capacidad de acendro, siempre buscando el fuego de la verdad, en política. Con un fuego de decencia persistente.
Su meta por un país educado. Su exposición a la luz del socialismo democrático. Ella misma, era una noción de socialismo democrático. Todo el magisterio de doña Ivelisse, su estela tonificante, se queda con nosotros.
Maestra Ivelisse, te recordaremos con cariño.
