Existen dos tipos rutinarios de cambios para vehículos automotores, automóviles, y demás. El cambio mecánico, tradicional, y prácticamente en desuso. Y el cambio automático, que hoy traen todos los vehículos sencillos.
Todo el mundo sabe, aunque nunca haya conducido un vehículo, que el cambio mecánico no se puede aplicar de manera abrupta, sino con comedimiento. Tanto comedimiento, que se requiere de un pedal auxiliar, para suavizar la operación de aplicar el cambio. De lo contrario la maquinaria se revela. El vehículo se tranca.
En cuanto al cambio automático, es lo mismo. Tiene que aplicarse con comedimiento, con suavidad. Y arrancar con la aplicación de los cambios automáticos, poniendo los controles en neutro. De lo contrario, el vehículo puede sufrir desperfecto.
El desperfecto mayor se le provoca a un vehículo cuando por aplicar mal los cambios, se daña la transmisión. Un equipo interno mayor, que hoy día, todos los expertos recomiendan que no se someta a reparación, sino que se substituya por uno nuevo.
Esa es la teoría del cambio expuesta en forma rutinaria. Y como estamos escribiendo esto para que lo lean personas con inteligencia, es muy posible que se entienda lo que estamos diciendo: no se puede aplicar cambios con violencia, con estrépito, en desorden, sin seguir una gradualidad que permita que el vehículo funcione y emprenda la marcha de manera adecuada.
Los cambios sociales funcionan de igual manera. Si se aplica esta idea a la rutina humana, a la sociedad misma, aplicar los cambios es algo necesario. Es más, los cambios en la sociedad tienen que ser aplicados y aceptados como forma de que la sociedad avance.
Más adelante, retomaremos el tema. Mientras, tranquilidad e inteligencia, para que, aplicando los cambios, el vehículo funcione y nos pueda transportar de manera segura.
