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miércoles, abril 24, 2024

Fenómenos naturales que se suceden. ¿Qué hacer?

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Una tormenta, un huracán, un ciclón, son ya términos muy conocidos por todos. La sola mención de esos nominativos hace que se piense en lo peor.

Tormenta, huracán, ciclón son entre nosotros fenómenos naturales. Cuando se los anuncia ya debiera de ser algo enfrentado como una rutina, a pesar de que significan grandes desgracias para los dominicanos en sentido general, pero para los más pobres, mucho más.

Las autoridades del gobierno que se inicia están recibiendo como tales un entrenamiento sobre los hechos.

Hemos visto a alcaldes, alcaldesas, al nuevo presidente y a su esposa respirando bajo el torrencial aguacero, chapaleteando y saltando pozos y zanjas para poder llegar hasta los dueños de las mayores miserias, los más pobres y más afectados por tales fenómenos.
Qué bueno que así haya ocurrido.

Nuestras nuevas autoridades han sido advertidas en vivo, al presentarse ellas mismas como testigos de primer orden, ante las desgracias y necesidades de sus gobernados.
Del pozo al escritorio, entonces.

A ver qué se puede hacer en medio de esa y las múltiples calamidades que se está padeciendo en forma indiscriminada en la población de todos los niveles.
¿Qué hacer? ¿Qué inventar?

El gobierno puede inventar mucho. Y tiene la obligación de hacerlo. Y tiene las experiencias de quienes lo han precedido en sus funciones. Estos fenómenos son reiterativos. Calles y caminos que se inundan. Cañadas y ríos que se desbordan. Y ahí mismo, puentes que se derrumban y caminos y carreteras que se truncan. Sembradíos que se pierden, y cosechas que se vuelven inservibles.

Ahí, en medio de tales circunstancias está la gente, sin poder obviar las consecuencias de los fenómenos hasta pagar sus efectos con la propia vida y el dolor ante la incapacidad para evadir los hechos.

Autoridades nuevas, una advertencia: usen estas experiencias para esperar los nuevos fenómenos con nuevas y magníficas previsiones.

Hagámoslo así. Y habrá grandes satisfacciones por el deber cumplido para paliar los efectos de tantas malas temporadas. Ante tantos fenómenos que pueden con inteligencia ser tratados como algo natural, dado lo reiterativo que son. Hagamos e inventemos.

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