Danilo Medina tiene, ya, un puesto asegurado en la historia política, partidista y grupal de la República Dominicana. Y también en la historia social de este país. De eso no hay duda, ya que ha sido un protagonista de primer orden, en tantas cosas…
Protagonista vivo como lo sigue siendo Danilo Medina, no está demás que le hagan llegar algunas preguntas no tan tontas, ni con el interés de mortificarlo a él mismo, en el ya intranquilo ambiente en que debe de estar viviendo, junto a sus hijas y su esposa.
Porque nadie más, debe estar haciéndole ronda a ese hombre. Como a ninguna persona se le ocurre hacerle rondas a un malogrado.
¿Cuál es la razón para que todo quien estuvo cerca de Danilo Medina en el ejercicio del Poder esté siendo cercado por lo que todavía es un fétido tufo de insalubridad moral y ética?
La razón de tal circunstancia la indagan quienes tienen autoridad delegada para hacerlo: la Justicia pública. Justicia institucional. Y la Justicia pública, la mayor inquisidora, siempre dispuesta a cocinar en fuego intenso y ardiente a sus víctimas.
Mientras, lo que está a la vista no necesita mayor explicación. Y a ojos visto, si Danilo resulta ajeno y sale indemne a todo lo que se dice, sencillamente, es un hombre ajeno a la vida. Un ser ausente. Todo lo que ocurrió y ocurre a su lado, o en su presencia, no lo toca.
Siendo así, como líder grupal es inservible. Porque líder quiere decir cabeza. Y cabeza a la que hay que seguir, estando atento a sus indicaciones y directrices.
Si no es así, y sucedieron tantas imbecilidades morales y éticas tan cerca de lo que se supone es su liderazgo, entonces, no es ningún líder.
Es sencillamente, un musú, un estropajo del que todos hacen abuso de confianza. Es un cegato a quien nunca se le debió otorgar los controles de una Nación tan sanamente orientada desde su fundación, como esta nuestra. Aunque nunca se haya encaminado por la ruta de las directrices de sus fundadores.
O, tal vez, Danilo Medina se cree un mago de nacimiento con la capacidad de no dejarse hacer daño, mientras todo luce dañado y corroído en su derredor.
Líder inservible, musú, o mago, que Danilo Medina haga un esfuerzo por ver y someter a escrutinio, no como líder sino como simple ser racional, todo lo que está sucediendo en su entorno.
Y que lo haga, porque no sería justo que muera de espanto, un hombre que ya tiene un sitio asegurado de tal manera en la historia múltiple de la República Dominicana.
No le deseamos suerte a Danilo Medina, porque ya ha tenido suficiente suerte que aparentemente le llegó de gratis. Que no muera de espanto para que pueda ver agotarse hasta el último resquicio de su suerte.
Mientras, suframos todos con paciencia extra las cosas que están ocurriendo.
