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viernes, marzo 29, 2024

Mucho cuidado

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La caótica situación política, económica y social que vive Haití se agrava con el paso del tiempo a raíz del secuestro de 17 misioneros estadunidenses y obliga a las autoridades dominicanas a adoptar medidas para tratar que el país resulte lo menos afectado con el desenlace de esa crisis.

Pero el Gobierno debe ser cauto a la hora de asumir su estrategia para evitar daños por la crisis haitiana e incluso tener precaución en escuchar sectores que se identifican como “nacionalistas” que se distinguen por su antihaitianismo rancio y que abogan por una invasión militar a la vecina nación.

Nuestras autoridades no deben escuchar esas voces. El pueblo haitiano tiene derecho a la autodeterminación, en estos momentos de aciagos en que el Estado ha colapsado por el impulso de bandas criminales que  se imponen en base al terror.

Las autoridades nunca deben autorizar el uso de territorio nacional a Estados Unidos que planifica, manu militari, el rescate de los misioneros.

Eso nunca debe ocurrir, oídlo bien señores del Gobierno, jamás debemos los dominicanos ser un punto de apoyo para violar la soberanía de nuestro vecino.

Sí Estados Unidos quiere rescatar a sus ciudadanos con su poderío bélico sería suficiente para ello.

Los dominicanos conocemos lo que es la violación de su soberanía, porque la sufrimos en 1916 y 1965 por la soldadesca de Estados Unidos, que nos costó muchas vidas y alteraron nuestro devenir histórico.

Además, sí permitimos el uso de nuestro suelo, como cabeza playa para las pretensiones de Washington, abriremos una herida en el pueblo haitiano que no sabemos cuándo cicatrizará.

Entre Haití y República Dominicana hay unas relaciones históricas de odio y amor por lo que en estos momentos debemos contribuir a la buena vecindad.

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