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jueves, abril 25, 2024

El PLD, la FUPU y el PRM

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El Partido de la Liberación Dominicana y su desprendimiento, la Fuerza del Pueblo luchan desesperadamente por la primacía en el liderazgo de la oposición política al Partido Revolucionario Moderno. Tres figuras ocupan el escenario político del país: Danilo Medina, presidente del PLD, pero descartado por la Constitución de la República, Leonel Fernández, candidato sempiterno a la primera magistratura del Estado y el presidente Luís Abinader, que actualmente tiene todas las posibilidades de mantenerse en el poder un periodo más, es decir, hasta 2028, según las encuestas.

No obstante, aún es temprano para hacer pronósticos electorales. El PRM apenas sobrepasa el año en el Palacio Nacional. Habrá que ver cómo sigue la recuperación económica, el empleo, el turismo, el costo de la vida y la seguridad ciudadana. Hasta el momento el presidente Abinader goza de un alto nivel de popularidad. El PLD -dice Danilo por el “triunfo” de su organización en las elecciones de la Asociación Dominicana de Profesores, algo que no debió ocurrir y por lo que algunos dirigentes del PRM deberían ser expulsados o sancionados, “no estaba muerto, estaba de parranda”.

Parece que sí, que estaba borracho, con un “jumo” tan grande que olvidó que sus hermanos, cuñados, su jefe de seguridad, ex funcionarios y amigos muy cercanos, guardan prisión acusados de corrupción. Y que él mismo debe estar durmiendo con ropa ante la sospecha de ser allanado y encarcelado, cosa que inexplicablemente no ha sucedido porque todos los indicios lo señalan directamente.

El delirio de ese ex presidente de la República es tan grande que ahora dice, sin sonrojarse, un disparate mayúsculo: que el PLD perdió las elecciones porque la gente se cansó del bienestar en que vivía. Una locura haber dicho semejante tontería. El PLD perdió porque el pueblo se cansó de las mentiras, de la incapacidad y de la corrupción. El PLD perdió por múltiples factores políticos, económicos y sociales. Los únicos que adquirieron bienestar fueron los miembros del CP, del Comité Central y los familiares, amigos y relacionados del ex presidente Medina. Pero el pueblo siguió sumido en la ignorancia, la insalubridad y la pobreza.

La división del PLD debido principalmente a la ambición desmedida del grupo que dirigía Danilo y la falta de visión política estratégica permitieron que el PRM ganara las elecciones pasadas, no que la gente se cansara de estar bien. Al contrario, la gente estaba muy mal. Aunque algunos dirigentes tanto del PLD como del Fupu hacen esfuerzos para lograr la reunificación de “la familia peledeísta”, aun es muy temprano. Las circunstancias lo determinaran más adelante. Puede suceder, pero no ahora.

Entre el PLD y La FUPU no hay contradicciones antagónicas, entre los dirigentes de un partido y otro existió una relación vieja, de más de 40 años. La corrupción los enriqueció, los unió y también los dividió.  Recordemos además que en política no hay enemigos ni amigos eternos. Las coyunturas y los intereses son determinantes.

Mientras pasan los días tanto Danilo como Leonel están en campaña tratando de debilitarse mutuamente. Leonel crece dentro del PLD que no tiene candidato. Al PRM le conviene que ambos partidos se mantengan enfrentados y cada vez más separados. Este es un pueblo muy raro, pues en estos momentos ni el PLD ni la Fuerza del Pueblo deberían tener posibilidad alguna de volver al poder. Pero en este país cualquier cosa puede suceder. Este es el país de los absurdos. Por ejemplo, jamás pensé que Balaguer volvería al poder después de haber sido responsable de la muerte de cientos de jóvenes revolucionarios durante una dictadura que duró 12 años. ¡Y volvió! Es posible que el PLD y la Fuerza de Leonel se mantengan cada uno con 15 puntos; algo más, algo menos, lo que no representará un peligro para la reelección del presidente Abinader que no hace mucho sobrepasaba el 70% de popularidad. Mientras el PLD anda de parranda, Leonel Fernández anda recogiendo borrachos y juramentándolos. El presidente Abinader tiene que prestarle atención a sus tropas.

El PRM -insisto- tiene que ser sometido a un proceso de cambios y transformaciones estructurales, orgánicas, políticas e ideológicas de cara al futuro. El ruido que están generando las bases por falta de empleos no es bueno, tiene que eliminarse o reducirse.

Un presidente sin partido no llega lejos. Se debilita y pierde fuerza durante la lucha por la estabilidad y la gobernabilidad. Un brazo político (PRM) es tan poderoso como un brazo armado. Evita problemas mayores durante las crisis, no importa su envergadura. ¿Se oye o no se oye? ¡Me temo que no!

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