Las relaciones sociales del presente, se dan en nuevos estadios contextuales, cada día surgen nuevas demandas y retos comunicativos dentro los conglomerados humanos, para los que el esquema estatal y los tejidos de la economía y la política de las naciones deben dar respuestas comunicacionales a la exigente y cambiante forma de relacionarse que usan los públicos, inmersos de más en más en la infinita red tecnológica y su carga inevitable de implicaciones.
Relacionarse hoy con los clientes, con los alumnos, con los fanáticos, con la grey religiosa, con los seguidores de propuestas políticas, etcétera requiere de disposición a escuchar y a conversar con las nuevas tecnologías como medio comunicacional, la renovación es diaria, razón por la cual hay que estar en constante transformación de la forma de conducir las corporaciones empresariales, las instituciones estatales y los partidos políticos.
Se trata pues de un ineludible universo de conectividad oral y escrita en medio de una gran maraña digital en la que todos participan quiéranlo o no, porque la red que interconecta todos los medios y por vía de consecuencia, conecta a todos los individuos desde la invención de la Web 2.0 hasta nuestros días.
Los contextos digitales permiten a los grupos sociales ejercer el comercio sin el estorbo de la distancia, la intermediación sin almacenes ni obreros, participar en los debates, opinar por nuestra propia cuenta, compartir la cotidianidad, reírnos del vive del otro lado del mundo sin riesgo alguno, ejercer el voto con solo dar un clic y quitar y poner presidentes; entre otros cientos de miles de opciones -digitales todas.
