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jueves, marzo 28, 2024

Otra sorpresa

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Solo unos días después de llegar a Madrid como deportado de República Dominicana y para reconfirmar aún más la naturaleza antidemocrática del gobierno del doctor Joaquín Balaguer, llega a mi vivienda Arlette Fernández, viuda del coronel Rafael Fernández Domínguez para mostrarme un ejemplar del periódico Listín Diario donde aparece en primera página una declaración de un desconocido para mí, donde dice que yo ordené  asesinar a don Rafael Herrera, precisamente la persona que clamó por mi liberación en un editorial.

Claro que eso me llenó de sorpresa, pues la persona que aparece con otro nombre al que yo conocía como activista del MPD en realidad era un infiltrado que buscaba desprestigiarme ante la opinión pública, con lo cual volví a ser noticia luego de ser apresado y luego deportado un año después en la vivienda de Aleyda Fernández, prima de Arlette, cuando Carlos Tomás Fernández, Vladimiro Blanco y yo redactábamos una nota de prensa en relación a una huelga de tablajeros que estaba ocurriendo.

En ese ejemplar del periódico Listín diario, en primera página, aparezco según el calié (nombre que le puso el pueblo dominicano a los delatores que usa el gobierno para persecución política) como la persona que mató a un policía tiempo atrás en un intento de matar a don Rafael Herrera.

El objetivo de esa declaración es de embarrar mi nombre ante las noticias favorables a mí, que  se publicaban en relación a mi deportación.

Arlette se apersonó a mí, para sugerirme que aclarara esa injuria. Claro que de inmediato llamé al periódico y tuve la suerte de encontrar a don Rafael Herrera que me tranquilizó al decirme que me conocía y que por eso había editorializado a mi favor y que él sabía bien claramente el objetivo de esa declaración amañada.

Eso ocurrió al final de febrero de 1972 y esa oportuna actitud de Arlette Fernández, autora de una biografía del coronel Fernández Domínguez, quien fue su marido, hasta su muerte en la revolución de abril de 1965 en un intento de reponer el gobierno democrático de Juan Bosch e impedido del triunfo por la presencia de 42,000 soldados norteamericanos.

Hoy cuando las personas abordan el Metro desconocen que las estaciones en nombre el Coronel Fernández Domínguez y Amín Abel no fueron denominaciones caprichosas, porque una y otra estación, hacen memoria de personas valerosas que se las llevó la lucha por causas justas. Arlette acaba de morir este año de 2020 siempre al lado positivo de la historia.

Sirvan estas palabras para orientar a tantas personas jóvenes que no tuvieron vivencia de los acontecimientos de la historia reciente como las tuve yo y que tengo la suerte de poder contarlas.

 

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