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jueves, abril 18, 2024

Propuestas descabelladas, no pensadas

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Las propuestas del cónsul en Nueva York, Eligio Jáquez, de gravar con un 1% las remesas, y de crear un senador de ultramar, diría son propuestas descabelladas y no pensadas. Podemos entender la intención de mejorar la estadía de nuestros compatriotas en tierras extranjeras, pero nunca sacrificando el único tesoro que pueden compartir con sus familias: sus aportes desde la distancia.

Las remesas, claro está, es uno de los principales sustento de miles de familias, además de ser una importante fuente de divisas para el país, pisando el talón al renglón turismo que es mucho decir. De acuerdo a datos del Banco Central, sobrepasaron hasta agosto de 2020 los US$5,000 millones.

Estas representan alrededor del 2% del Producto Interno Bruto. Durante los primeros meses de 2020, fruto de la pandemia por Coronavirus, los montos por remesas bajaron significativamente, recuperándose en los siguientes meses, tras las ayudas otorgadas por el Gobierno Federal de los Estados Unidos a los inmigrantes.

Su mayor logro es crear ese efecto multiplicador en las actividades económicas relacionadas a compra de bienes y servicios, activando así el quehacer económico de las empresas y del propio Estado.

Además de la propuesta de gravar las remesas, el alto dirigente y vicepresidente nacional del Partido Revolucionario Moderno, está colocando en su agenda, la creación de un senador de ultramar, y desde cualquier lugar preguntaría: para qué? Para abultar más la nómina del Estado… Para crear más burocracia…para destinar más recursos en contratación de personal, viáticos, etcétera…que podrían muy bien ser utilizados en proyectos de orden educativo o de salud para la diáspora…pensémoslo mejor.

Esta propuesta me recuerda la que gravó los intereses generados por los ahorros de las familias dominicanas, por más mínimo que fueran, y que propuso y así se aprobó en la primera gestión del presidente Danilo Medina, para “fortalecer la capacidad recaudarora del Estado y aplicar los recursos en proyectos de desarrollo”. Esa fue la motivación.

A pesar de los pataleos de la sociedad, los congresistas aprobaron la Ley 253-12 y hasta el día de hoy, los ahorros, que, para la mayoría, son una especie de “clavo” para imprevistos o para lo que sea, fueron vulnerados con la aplicación de esa ley que no terminan de desmontar.

Así que esa propuesta de querer gravar también las remesas no suena bien, sobre todo, en estos momentos de crisis y desaliento mundial. El hecho de que los dominicanos seamos bondadosos con nuestros familiares, muchos, incluso y me atrevo a decir, viviendo en condiciones maltrechas, para economizar y enviar dinero a su país, no les agradaría la noticia, porque con lo que les cobran las empresas de envíos, “le basta y le sobra”.

 

 

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