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jueves, marzo 28, 2024

Sorpresas te da la vida

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Personas que me conocen y saben de mí, me han dicho que debo contar algo de mis peripecias. Nací en Monte la Jagua, provincia Espaillat y he estado en 54 lugares, entre ellos en New York, Londres, Miami, David California, Madrid, Paris, Bruselas, Santiago Chile, Quito, La Paz.

Mi deportación del país, por ejemplo, me obligó a adoptar decisiones de supervivencia en diferentes entornos y puedo decir con propiedad que no hay que asustarse, si un día parece mal, que puede ocurrir sorpresivamente.

Conté en otro artículo como Vladimiro, Carlos  fuimos apresados, también Aleyda y su hermana Eva el 8 de febrero de 1971, a pesar de que ellas estaban en sus respectivos trabajos a las 10 a.m. El coronel de la Policía Nacional, Ventura Jiminián, jefe de la tropa que nos apresó y, posteriormente, nos acusaron a todos de estar armados, preparando secuestros.

En realidad, Vladimiro, Carlos Tomas y yo redactábamos una nota de prensa para el periódico Listín Diario en la cual nos referíamos a una huelga de los tablajeros.

Este incidente que relato sirve un poco para retratar las condiciones en que se vivía en los años 60 y 70 del siglo pasado durante el gobierno del doctor Joaquín Balaguer.

Un año después nos deportaron a los tres. Ese día, nuestro abogado había solicitado por enésima vez un Hábeas Corpus, una figura jurídica que se usa para demostrar que una persona ha sido detenida injustamente.

El abogado nuestro hacía esas cosas, para ver si nos sacaba de prisión y airear un poco nuestras vida.

Sin embargo, algo estaba sucediendo que nosotros no sabíamos. Rafael Herrera, director del periódico Listín Diario, aunque era de un perfil conservador, editorializó que: » El profesor Gerardo Taveras está preso injustamente y merece ser liberado»…

Ese día se inicia el juicio y nuestro abogado Abraham Bautista Alcántara le pide al juez que revise la granada que supuestamente yo poseía en los bolsillos el día 8 de febrero de 1971.

El juez lo complace y dice que ha visto una cruz marcada en el fondo.

Entonces el abogado dice:¿ Sabe señor juez por qué? Yo marqué ayer esa misma granada en la Quinta Cámara Penal como que también la poseía en las mismas condiciones, otra persona. O sea, la Policía usa eso como un juguete para atribuírselo a aquellos que quiere someter a prisión por razones políticas.

Después de esas palabras hubo carcajadas y el juicio terminó.

Nos llevaron al Palacio de la Policía Nacional. Una vez allí el capitán Virgilio Almánzar nos recibió en una forma muy diferente a como había sido tratado en el último año. Me ofreció comida del club de oficiales. La rechacé por prevención. Pero me preguntó: ¿sí usted fuera liberado qué haría? Yo respondí: volvería a impartir clases de economía.

Pues, llame a sus familiares y avíseles que esta tarde sale para Europa en el avión de Iberia.

De inmediato lo hicimos y poco después nos pusieron en un carro que nos llevó directamente a las escaleras del avión sin ningún trámite migratorio.

Más tarde empezaron a llegar pasajeros y una de ellos entró al avión emocionada y como llorosa y preguntó, en voz alta, por mi nombre. Le respondí: soy yo. Ahí me entregó 800 dólares. Eso le envía su padre, me dijo.

Era una joven particularmente hermosa que se sentó en la misma fila en que nos encontrábamos Carlos Tomás y yo, pero del lado izquierdo en pareja con Vladimiro.

Obviamente eran muchas sorpresas las que estaban ocurriendo. Faltaba otra: Serían como las 10.30 p.m. cuando yo le toco con mi codo a Carlos Tomás y le pregunto: ¿compa usted está viendo lo mismo que yo? y me agacho un poco hacia delante para que viera mejor a Vladimiro y la mensajera que se encontraban en el medio de un largo y ardoroso beso que ni la mejor película erótico-romántica hubiera filmado.

Entre las cosas que he aprendido rodando por ahí es que no hay que temerle a un mal día.

Ese mismo mal día se puede tornar sorpresivamente agradable. Si tienen dudas pregúntenle a Vladimiro Blanco que logró que la mensajera se quedara con él en Madrid por un mes más ya que ella residía en París.

También nosotros decidimos quedarnos en Madrid porque el centro de Europa estaba muy caliente para nosotros que éramos miembros del Movimiento Popular Dominicano y Maximiliano Gómez, su dirigente máximo, había sido envenenado en Bruselas.

Ese fabuloso día en que fuimos deportados, en la mañana estábamos en la cárcel en la Victoria y en la noche …bueno ya saben…

1 COMENTARIO

  1. Así es nunca debemos pensar que tenemos un mal las malas vibras van y vienen y puede suceder todo lo contrario que ese mal día se convierta en u. Excelente y memorable día

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