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jueves, abril 25, 2024

Abinader envía claro mensaje a su naciente aparato de gobierno: ¡síganme!

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SANTO DOMINGO-.El presidente Luis Abinader, movilizando la cúpula completa de su gobierno al recorrido de este fin de semana, no ha consumir dietas, gasolina y las llantas de los vehículos oficiales, ha hecho un esfuerzo magnífico para lanzar sobre el naciente aparato de su gobierno una alerta de que los quiere a todos en su derredor, en un mismo propósito.

El primer Consejo de Gobierno del régimen de Abinader debió de ser convocado a los salones del Palacio Nacional. Pero ese entorno era demasiado cómodo y servía para diluir el contenido del mensaje que está enviando el gobernante.

¡Síganme!, parece decir Abinader a esa trulla de funcionarios de todos los niveles que debió de trasladarse a la región norte.

¿No saben cómo ayudar?

Algunos de esos mismos funcionarios, todavía atolondrados a golpe de decretos presidenciales, podrían preguntarse ¿pero en qué es que lo vamos a seguir? Son los que no acaban de asentarse para asegurar su aporte en el arranque del nuevo gobierno.

Y es bueno estrujarles en la cara a esos desprevenidos eventuales funcionarios que antes de que cobren su primer cheque, Abinader les está diciendo que empiecen a fajarse, no a hacer alharacas con denuncias en el aire, con forcejeos indignantes y desvergonzados, sino a emprender el trabajo.

El protocolo de esos trabajos ministeriales y de todos los niveles, está ahí. Es el mismo, sea cual sea el gobierno. Si todos los funcionarios, como los quiere Abinader, en grupo, despiertan, el gobierno arrancará con un brío inusitado, sin importar que haya pandemia (que para algunos parece ser más una excusa de novatos que una realidad a enfrentar).

Sin importar la arritmia que se vive estos días que mueve a la desesperación general.
Debieran de fijarse en el rostro adusto de los militares y policías que no duermen ni se acogen a siestas, al grito de “la mascarilla, la mascarilla; pónganse las mascarillas”. Todos armados hasta los dientes, con sus instrumentos en regla.

Ese grito disciplinario emanado de los cuarteles y sus normas es más que simbólico. El país está urgido de disciplina, una disciplina popular que no termina de acoplarse para dar el salto que ayude a las nuevas autoridades a cargar y demoler el fardo de inmoralidad, de falta de institucionalidad, de desorganización total del país, que se les ha arrojado sobre sus espaldas.

Es la secuela de una de las mayores perversidades históricas que ha vivido el país, al paso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), integrado de arriba abajo, por una increíble pandilla de escualos rampantes. Al tiburón, al pez sierra y al cazón, modelos de escualos, el PLD sumó a la zoología que creyó dirigir para siempre, al mismo PLD como un todo: el escualo PLD, y sus desprendimientos.

El rastro de Abinader

No es un paseo ese tour de Abinader. Es que los funcionarios nombrados fueron escogidos en todo el territorio nacional. Y Abinader quiere que lo oigan en grupo itinerante que es la marca de su gobierno: viajar para palpar y ver. Salir de los sillones dejados en el Palacio por el trujillismo vandálico y su burocracia. Huir a la maldición palaciega carcomida en donde se esconden todas las malas mañas de la corrupción.
Ya vendrá el momento de sesionar en esos salones anquilosados para hacer remembranza de las experiencias aprendidas en la primera tregua del nuevo gobierno.

Apretada agenda

El presidente Abinader llegó la tarde del viernes a Santiago para estarse por esos alrededores durante tres días. Está supervisando la situación del hospital regional universitario Doctor José María Cabral y Báez, en proceso de una fatídica y dañina reconstrucción que ya llevaba siete años, desde 2013.

Ya Abinader se fue a Pedernales, con anterioridad, con su familia a Bahía de las Águilas, queriendo volar alto, todavía con el sudor de la banda presidencial usurpada por quien la calzó antes.

Abinader supervisó la Ciudad Sanitaria, antiguo hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan), estancado en seis años de engaños y que la rapiña había dicho inauguraría en marzo.

El gobernante estuvo en Montecristi, en otro recorrido por el municipio Pepillo Salcedo (Salcedo, un primer presidente de la Restauración, fulminado por traidores, y cuidado con eso); allí, avisó sobre el interés de empresarios dominicanos y extranjeros por invertir en el lugar.

Abinader se paseó un domingo lluvioso por la cañada del sector Los Ríos, del barrio La Yuca, en el Distrito Nacional, zona afectada por el paso de la tormenta tropical Laura.

En el recorrido de tres días del fin de semana, el presidente Abinader llamó a la dirigencia y militancia del Partido Revolucionario Moderno (PRM), su partido, a compartir su interés y entrar en el orden de su agenda

El Consejo de Gobierno, el ejercicio fundamental de esta agenda de fin de semana largo, es un primer encuentro. Que se preparen, porque Abinader está amagando, y aunque golpea suave, golpea, no hay dudas. Los santiagueros que privan en desarrollistas y en gobernar a los gobernantes, que cojan la seña, esta reunión fue en el local de su Asociación de Desarrollo.

Abinader inspeccionará los trabajos de construcción de la carretera del Ámbar; visitará las “zonas vulnerables” en Santiago, y se reunirá con productores de tabaco en Tamboril. Y de ahí, es pura lógica, se arrellanará en la residencia de una tabaquera de raigambre, la vicepresidenta Raquel Peña.

El lunes, a la fagina de la capital, de nuevo. Suerte.

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