A tres manos: Ramón Estrella, Maribel Núñez y Radhamés Morales
SANTO DOMINGO, RD.- Observar la realidad in situs y confrontarla con las perversas manipulaciones mediáticas del imperio norteamericano y la derecha internacional, que construyen falsos positivos y colocan en el imaginario social internacional, foráneo de Nicaragua, mentiras, ficciones que pretenden alienar el raciocinio humano y moldear para sus intereses la opinión pública global, todos debemos asumir el compromiso de ser portavoces de la verdad del pueblo y extrapolar su voz con sus vivencias con lo que se proyecta en la patria de Rubén Darío, Sandino y Carlos Fonseca.
Nos une al pueblo nicaragüense una vieja tradición de solidaridad e internacionalismo enseñado por nuestro héroe nacional, Gregorio Urbano Gilbert (1898-1970), quien defendió la soberanía de Nicaragua junto al general de hombres libres, Augusto César Sandino, en las luchas antiimperialistas de la segunda década del siglo XX.
La bella Nicaragua que escribe patria soberana con la sangre de sus mártires, luego de defenderse de la invasión, golpeo y saqueo colonialista de los que se creen dueños del mundo y muy especialmente de creer equívocamente a Latinoamérica y al Caribe como su patio trasero, luego de la lucha contra la dictadura de Tachito Somoza y el triunfo de la Revolución Sandinista, el mundo solidario le abre sus brazos, y hermanos y hermanas de Urbano Gilbert redactan nuevas páginas solidarias, decenas y decenas de dominicanos y dominicanas en la década de los 80 del siglo pasado llegan a Nicaragua de los inmensos colores pasteles a entregarle su solidaridad militante, a alfabetizar, a recoger café, a enfrentar las contras armadas por el imperio más sanguinario de toda la historia de la Humanidad, el que parece no se lee a Rubén Darío cuando le dice que para derrotar a los hijos e hijas de Sandino: “Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo I el Riflero terrible y el fuerte Cazador | para poder tenernos en vuestras férreas garras”.
Llegamos a Nicaragua con la encomienda de participar en el acto de toma de posesión del reelecto presidente comandante Daniel Ortega y de la comandante Rosario Murillo en sus calidades de presidente y vicepresidenta de la República, electos con el 76% de los sufragios, además de entregar una misiva donde más de tres decenas de organizaciones políticas y sociales del pueblo dominicano expresan su desacuerdo con la posición lacaya y vergonzante del gobierno de la República Dominicana, de servir inconstitucionalmente y convertir al país en un instrumento del gobierno de Estados Unidos en contra de la soberanía de Nicaragua y su legítimo gobierno sandinista, legitimado por la mayoría absoluta del pueblo nicaragüense.
Lo encomendado fue cumplido entregamos la misiva y participamos en el acto de toma de posesión, pero lo más importante recién empezaba, veíamos a todos lados y nos impresionaba la gran cantidad de jóvenes asistente al acto de juramentación, se veían alegres, entusiastas y comprometidos con el futuro de la Nicaragua bendecida, ahí nos dimos cuenta que no estábamos en un ritual acto ceremonial de colocación de la banda presidencial al Comandante Presidente, sino que algo más impactante se iba a producir y no era para menos, el Presidente Ortega a su vez, hizo entrega de la banda presidencial al pueblo y el pueblo juró como Presidente.
Como testigos éramos más de trescientos delegados y delegadas internacionales, al salir de la plaza de la Revolución pudimos constatar que el juramento del Pueblo Presidente se hizo en toda la geografía nacional, con pantallas, con proyectores enviados hasta en sábanas, el pueblo se congregó en plazas, parques, comunidades cercanas y remotas, y allí juró el Pueblo Presidente.
Maravillados por ser testigos privilegiados de aquel acontecimiento histórico buscamos la mayor información de la propia gente y estas informaciones la confrontamos con datos verificables por instituciones internacionales, pero que las cadenas comunicacionales internacionales no hacen ninguna referencia mediática.
En libertad caminamos a Managua, Granada y León, lo que estábamos observando, era la realidad que no nos contaban en la mediática controlada por la derecha internacional, era Nicaragua con crecimiento económico por encima del 7%, en paz, hermosa y limpia, la de supermercados y mercados repletos de productos y pueblo comprando, la de avenidas impactantes por sus luces y sus árboles de vida, la que condensa las historias de luchas de nuestros pueblos en sus monumentos, museos y parques culturales; la Nicaragua con energía renovables en más del 76%, la electrificación casi total a su población; la que redujo el analfabetismo, la que tiene seguridad alimentaria en más de 93% de producción nacional; la que ha desarrollado importantes infraestructuras viales en toda la geografía nacional; que posee la menor tasa de homicidio en la región, la que trabaja día a día por una salud y una educación que llegue a todos, la que ha decidido construir su destino con independencia.
En la Nicaragua de los candentes volcanes se ve un pueblo con la frente en alto dispuesto a darlo todo por el bienestar de su población y el respeto de su soberanía.
Ahora estamos en condiciones de debatir, defenderemos con argumentos la Patria Sandinista, con el Pueblo Presidente, con Rosario y con Daniel:
“…Vamos Adelante, Queridos Hermanos nicaragüenses, construyendo Paz para combatir la Pobreza. Construyendo Paz para que puedan haber Carreteras y Caminos. Construyendo Paz para que las Familias nicaragüenses se sientan seguras de sus hijos, se sientan seguras de su trabajo, se sientan seguras de tener una Vida Digna.”
Publicado inicialmente en el Semanario Centro de Estudios Del Desarrollo Miguel d’Escoto, apéndice de la Universidad Nac. Autónoma de Nicaragua: https://www.unan.edu.ni/index.php/cedmeb/semanario-no-76.odp
