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viernes, abril 26, 2024

Anhelos para el 2021

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Los ciudadanos dominicanos, igual que los de otros países del mundo, padecieron los efectos negativos derivados de la pandemia COVID-19: colapso de los sistemas de salud, desaceleración del crecimiento económico, pérdida masiva de empleos, incremento de los índices de pobreza, toques de queda, aislamiento, distanciamiento físico y social, entre otras acciones preventivas y correctivas extraordinarias, que limitan el quehacer natural de los seres humanos y de las organizaciones. En fin, el año que termina ha dejado duelo, tristeza, pérdida, quebranto, desorientación, así como importantes bajas emocionales y materiales en las familias de clase baja, media y alta.

En el 2021, lo que más desean los ciudadanos del mundo es poder disponer de una vacuna confiable, efectiva y accesible, que pueda detener y prevenir los efectos negativos provenientes de la COVID-19. Las personas anhelan volver a sus cotidianidades: transitar y trabajar sin mascarilla, compartir sin el riesgo de contagiarse o contagiar a sus seres queridos, ir y venir sin temor a los planteles escolares y a las universidades, realizar sin distanciamiento físico sus actividades sociales y recreativas, disfrutar libremente de los destinos turísticos internos y externos.

En marzo de 2020, el mundo cambió. Un ejemplo de ello fue la decisión asumida por la mayoría de los gobiernos del mundo, concerniente a imponer el distanciamiento social como estrategia para contrarrestar la expansión y contagio del coronavirus, a sabiendas de que el vínculo siempre ha sido y será un factor inherente del ser humana. El año que concluye, instruyó a los ciudadanos del mundo a ser solidarios desde la distancia. Además, mostró a los acumuladores y amantes de las grandes riquezas, que el factor humano está por encima de todo. Es decir, la pandemia COVID-19 enseñó al mundo a priorizar las amenazas.

En resumidas cuentas, el 2020 concluye rebosante de huellas, las cuales afectaron de diferentes maneras y circunstancias a todos los dominicanos. En cambio, inicia 2021como el año que traerá oportunidades, desafíos y recompensas. Por ello, un segmento importante de la sociedad dominicana apetece que durante el 2021 se lleven a cabo esfuerzos colaborativos, mediante los cuales se puedan concretar deseos de interés colectivo. Por ejemplo:

·      Que todos los funcionarios y servidores públicos entiendan y se alineen a la visión y a las buenas intenciones que ha manifestado el Presidente Luis Abinader Corona, con respecto al desempeño ético y relevante que deberían tener las instituciones del Estado.

·      Que, en el marco de los efectos de la presente crisis sanitaria, económica y social, los empresarios dominicanos sean más solidarios y empáticos con los más afectados por la pandemia. Entiéndase, alianzas público-privadas, para favorecer los intereses colectivos.

·      Que la Junta de Directores, la Dirección General y los colaboradores internos del INFOTEP, logren los objetivos esperado con la consulta nacional sobre el futuro de la FTP en la República Dominicana.

·      Que el gobierno y el sector empresarial planifiquen, ejecuten y controlen acciones efectivas y creativas que ayuden a los ciudadanos a respetar y cumplir con los protocolos sanitarios que controlan la expansión y contagio del COVID-19.

·      Que los líderes mundiales hagan conciencia en torno a priorizar las amenazas. Por ejemplo, invertir más presupuesto en la crisis climática y menos en acciones militares.

·      Que las universidades, los medios de comunicación masiva y las organizaciones sociales emprendan más y mejores esfuerzos para contribuir a formar ciudadanos críticos, responsables y veedores, con valores y principios propios para combatir la corrupción y la impunidad, en cualquier lugar, momento y circunstancia.

·      Que todos los dominicanos, sin importar sus condiciones socioeconómicas, aprendan a respetar las disposiciones establecidas en la Constitución, así como en las Leyes de Orden Público, en las Ordinarias y en las Orgánicas. Es decir, desarrollar una cultura de reverencia a la institucionalidad.

·      Que el liderazgo político, corporativo, social, académico, religioso y profesional dominicano, asuma una actitud más responsable, más comprometida y sincera, con respecto a las reformas que se requieren para transformar la República Dominicana en una nación productiva, competitiva y prospera. (Reformas en las áreas de las instituciones, de la educación, de lo laboral, de la seguridad social, de lo fiscal, etc.).

·      Permitir y facilitar el surgimiento de nuevos líderes laborales, ya que los trabajadores de las empresas privadas y de las agencias públicas tienen derecho a estar mejor representados.

·      Que todos los órganos que integran el Sistema Judicial dominicano actúen apegados a la transparencia, a la ética y al espíritu de las leyes, igual como lo viene haciendo el talento humano que dirige el Ministerio Público actual.

·      Que, en la nueva realidad, impuesta por los efectos de la COVID-19, los viejos y jóvenes empresarios piensen menos en la acumulación de riquezas y más en el bienestar y en la prosperidad de los que menos tienen. El optimismo, la solidaridad, la empatía y la humildad son valores transversales que deberán poner en práctica las empresas, las instituciones y las marcas en sus respectivas y necesarias relaciones con sus grupos estratégicos y de interés, en el marco de la covidianidad.

 

·      Muchos anhelan que el sector corporativo dominicano asuma una actitud más militante proactividad, solidaria y empática, que ayude al gobierno a afrontar los efectos del coronavirus. Concretamente, deberían patrocinar campañas masivas de concienciación, cuyos mensajes orienten a los ciudadanos en torno a cómo evitar el contagio del COVID-19. Además, podrían donar mascarillas y educar acerca del uso correcto de éstas. Entiéndase, ser más solidario con el Estado.

 

Las secuelas de la pandemia, la que como se sabe tiene su origen en marzo de 2020, muestran a los seres humanos la importancia de vivir solo con lo necesario, en armonía con la naturaleza, así como el dar a los demás sin esperar ser compensado por ello. En esta   nueva realidad, lo más aconsejable es aprender a vivir como lo soñó el humanista, defensor de la paz y de los derechos humanos, Nelson Mandela, considerado uno de los hombres que cambió la historia de Sudáfrica: “Mi ideal más querido es el de vivir en una sociedad libre y democrática, en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades”.

Y finalmente, que los elegidos para hacer cumplir las funciones esenciales de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial entiendan que su objetivo estratégico consiste en proteger y respetar los derechos y la dignidad de todos los ciudadanos dominicanos. Como administradores de los recursos del Estado, están compelidos a crear un marco de libertad individual y de justicia social, mediante el cual se establezca un bienestar común creíble y sostenible. En pocas palabras, la mayoría de los dominicanos desea vivir en una sociedad prospera, decente, libre de corrupción e impunidad, en la que impere el Estado de derecho y se venere la obediencia a la institucionalidad.

 

 

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