Comprender lo que es la normalidad parece que es algo difícil, entre nosotros.
Basta, sin embargo, con ver lo que ha estado pasando. Observar y reflexionar para no perecer en el intento.
Hasta hace unos meses ninguna persona nos hubiese convencido de que de buenas a primeras nos obligarían a mantenernos distanciados por lo menos a un metro de por medio. La pregunta es: después que pase el cataclismo de COVID-19, ese distanciamiento nos obligará a cambiar las costumbres y odiaremos no estar distanciados.
¿Cuarentena? Era un término apenas conocido y recordado en casos de extrema urgencia. Pues, eso. De extrema urgencia se trata.
La urgencia, cuentan, que ha provocado cuatrocientos mil muertes en todo el mundo. Y millones de enfermos contagiados.
Esto, a pesar de los cierres de tiendas y lugares abiertos con regularidad porque su vida es la apertura y la visita de clientes en grupo.
Una cosa va con la otra. Aquellas que defendían la lucha contra el cambio climático, han visto como todos han empezado a temer al cambio climático. El número de entes contaminantes ha sido reducido por fuerza mayor. La cantidad de vehículos en las calles, ha sido reducida y controlada, a veces, por el uso de la fuerza represiva a mano armada.
Las industrias que generan mayor contaminación han tenido que cerrar por baja de la demanda. Y entonces, al refrescarse y purificarse el aire, la naturaleza ha empezado a recobrar bríos.
El mundo espera que no sea así, mientras busca la manera de derrotar a COVID-19 con una buena vacuna para todos.
Mientras eso llega, ¿seremos capaces de soportar el estrés, los trastornos neurológicos, la sequía de la economía personal y general?
Para que se sepa, no todo seguirá siendo como era. Pero tampoco como está siendo, ahora.
Mucha gente ignora que el mundo está dando un vuelco como consecuencia de estar terminando un ciclo de la historia que siempre produce anormalidades y obliga a cambios bruscos y novedosos.
El virus pasará y dejará sus huellas trastornadoras. El comienzo de un nuevo ciclo de la historia permitirá la renovación de la humanidad. Para bien.
Entonces, tendremos la nueva normalidad.
