Uno de los buenos deseos esparcidos por el presidente Luis Rodolfo Abinader, en su reciente discurso informativo ante la Asamblea Nacional, consistió en anunciar que a mediados del presente año será iniciada la construcción de un muro material y virtual en la frontera dominicana con Haití.
¡El invento de 190 kilómetros, para finalizar en dos años, pudiera costar ciento y pico de millones de dólares a coger prestados!
Abinader sabe que de eso se ha hablado en múltiples oportunidades. Es idea coincidente con los propósitos e ideología sobre migración del Departamento de Estado norteamericano.
Ya está el acuerdo con la firma de Abinader y el tambaleante presidente haitiano Jovenel Moïse, pactado en Elías Piña. En el mismo deslizó la idea.
El mundo dominicano ha fijado su atención para fijarse en lo que el canciller dominicano Roberto Álvarez vive propalando con toda intención sobre Haití, y etcétera.
Se dice, aunque no parezca que no hay cuartos para nada. Suerte que esa idea seguirá siendo una idea mientras no haya dinero. Bueno, el dinero está hecho, y mientras haya quien preste…
Ese ancestral trasiego de haitianos hacia territorio dominicano no se ha evitado ni siguiera con la obra de Juan Pablo Duarte. ¿Van Abinader y Álvarez a evitarlo con un muro fiao?
Todo eso está bien, mano. Pero ¿qué tiene que ver el ministro de Educación, Roberto Fulcar con este asunto?
Fulcar tiene que ver con esto, y mucho. Tanto por ser un misionero prepotente de lo imposible para que memoricemos la letra del Himno Nacional, entero y con puntos y comas, como también porque él es regente exclusivo del marco teórico y concreto de la educación de los dominicanos.
Y se le ha dicho en el oído hasta la sordera, que el sistema educativo dominicano es lo más parecido al escarabajo cuando camina sobre su propia peste. Sin estructura adecuada, sin maestros bien formados, sin una idea precisa sobre lo que es la enseñanza y debido aprendizaje de la historia dominicana por los dominicanos.
Y no se le ocurre un breve plancito al respecto que se puede esbozar así: Reforzar el sistema de enseñanza desde la infancia hasta la universidad de los dominicanos, apuntando con énfasis a nuestra historia domínico-haitiana. Preparar y dotarlo de los privilegios necesarios como garantía de su mejor decisión a los maestros escogidos para enseñar en las escuelas fronterizas. Habilitar las tecnologías modernas necesarias para ello. }
Mantener en buenas condiciones los salarios y los edificios escolares fronterizos. Que todo plan a ese respecto vaya acompañado de la concreción de implementar la realidad no el buen deseo de que la zona fronteriza sea poblada con empresas privilegiadas en favor de los humanos.
Ese conjunto de acciones, no como meros buenos deseos requiere el liderazgo de un Ministro de Educación con los pies sobre la tierra, no con idea y acción en proyectos reeleccionistas o auto leccionistas. Este ministro, el Ministro que puede ser Fulcar, porque él tiene a su disposición y firma la mayor parte del presupuesto nacional. Y se supone que es para que haga algo con ese presupuesto.
Luis Rafael Abinader, en esto tiene Usted una buena garantía de éxito para su buen deseo de montar un muro. No una pared. Sino un muro para contener con fuerzas humanas y capitales protegidos y financiados, al tropel de haitianos.
Y a Fulcar, que como el Himno Nacional es tan largo, que lo encadene a este eventual proyecto para que tenga éxito. Fulcar tiene los cuartos.
¡Ah, periodistas que viven de la especulación, estos de Reporteextra!
