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viernes, abril 26, 2024

El nuevo corona virus y la desinformación

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La tercera parte de la población mundial ya es internauta.  Hay quienes creen que se está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma.

Estamos asistiendo a una guerra no convencional.  Y se produce entre diversas facciones que buscan imponer un relato dominante sobre el Nuevo Corona Virus. Esto provoca una autentica epidemia de lo que se conoce como fake news y de pos verdades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como infodemia, pandemia de la inf-falsedades.

El terror al COVID-19 ha inducido el deseo de sobre informarse y el ansia de entender todo lo relacionado con la plaga, provocando las condiciones precisas para crear una grieta perfecta de noticias toxicas. Montañas de embustes han circulado por todas las redes sociales sobre el nuevo virus.

El sistema de mensajerías móviles se ha convertido en una verdadera fábrica de bulos y engaños. Los investigadores calculan que el 88% de las personas que recurrieron a las redes sociales para informarse sobre el SARS-COV-2 fueron infectados por la fake news o noticias falsas.

Las noticias falsas se difunden cien veces más rápido que las verdaderas; y que, incluso desmentidas, sobreviven en las redes porque se siguen compartiéndose sin ningún control.

Las noticias falsas son elaboradas con impresionante profesionalidad: textos con impecable redacción e inspirado en los medios de referencia más respetados, imágenes muy cuidadas, sonido de alta calidad, voz grave y moderada del comentario en off, montajes y edición nerviosas y adictivas, músicas subyugantes…Todo debe dar una impresión de seriedad, de respetabilidad, de solvencia.  Es la garantía de credibilidad indispensable para apuntalar el engaño. Y para que los usuarios las viralicen en las redes sociales.

Las más recurrentes fake news sobre el patógeno expresaban que el nuevo corona virus se elaboró en un laboratorio secreto de China o de Estados Unidos y que es un arma bacteriológica para la guerra entre ambas superpotencias, otro embuste parecido al anterior era que el COVID-19 fue una enfermedad creada por los grandes laboratorios farmacéuticos para producir luego una vacuna.

Otra información falsa, de igual de disparatada subrayaba que el SARS-COV-2 fue inventado por Bill Gates. O que fue creado por China para eliminar las minorías étnicas. O que la pandemia se extendió tan rápidamente porque el virus viajaba en las mercancías exportadas de China.  O que las antenas de telefonías 5G amplificaban y convierten más letal a la corona virus.  O que la plaga estaba destinada a llevar a la ruina la economía exportadora, rival de China.

Muchas de estas noticias falsas aún siguen circulando, replicadas al infinito por granjas de bots, perfiles de miles de cuentas monitorizadas por un solo usuario.  El objetivo es mostrar un “gran volumen” de mensajes, aparentando que mucha gente esta compartiendo o comentando un tema, para manipular la percepción que se tiene de ese tema.

Con el pánico creado por la pandemia, millones de personas buscaban desesperadamente en las pantallas datos sobre el desconocido coronavirus, las burbujas de desinformación encontraron un ecosistema perfecto para multiplicarse al infinito.   En todo caso, ya no podemos ser tan ingenuos y creer inocentemente todo cuanto llega a nuestras pantallas, vía las redes sociales

A partir de ahora, ante la abrumadora cantidad de noticias falsas, cada individuo debe conocer las diversas plataformas de verificación que están disponible gratuitamente: por ejemplo, Maldita es y Newtral en España; FactCheck.org, NewsGuard y Politifact.com en los Estados Unidos.  Además, hay múltiples herramientas gratuitas en internet para verificar la veracidad de cualquier fotografía difundida por las redes sociales.

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