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viernes, abril 26, 2024

Homosexualidad y proclividad a la delincuencia

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“El que desconoce en absoluto el intrincado complejo humano no puede colaborar con eficiencia en la administración de justicia.”

                Miguel José Villavicencio Ayala

Se ha dicho que la homosexualidad es una degeneración de los valores humanos, y que, por esa razón (los que tienen esa inclinación) son presa fácil de los vicios.

Se ha fomentado el estigma de que, con frecuencia, el vicio los conduce a delinquir muy especialmente en el área del robo, la estafa y el chantaje o extorsión; debido, según los estudios realizados, a que el medio marginal donde desahogan sus preferencias sexuales los induce a ello.

En psiquiatría forense se considera que el homosexual está afectado de tres taras que les son consustanciales, a saber: a) Inmadurez emocional; b) Inseguridad en sí mismo y c) adhesión a una forma sexual orgásmica.

El homosexual vive en un estado de crisis permanente por la desaprobación social, por el rechazo instituido en su contra en las normas morales y hasta en cánones legales, que lo ubican en la proclividad a vivir llenos de angustia, la cual puede manifestarse en soledad o en una actitud extremadamente extrovertida.

En criminología se considera que el homosexual es llevado a la delincuencia por personas que se aprovechan de sus características emocionales, agravadas casi siempre por el rechazo social y familiar a que están sometidos, aunque, está demostrado que cuando se integran a cualquier actividad lícita, generalmente se destacan por su grado superior de inteligencia.

El en libro “El sexo y la Ley” de Veit Shewing, se afirma que la historia registra relatos de varios reyes que fueron homosexuales, por ejemplo, el hijo de María Estuardo, conocido como Juan Primero, quien fue homosexual, aunque se casó con una mujer y procreó tres hijos.

Las referencias a la delincuencia y la homosexualidad no son nuevas ni son producto de esta época. El investigador y el juzgador deben proveerse de ciertos niveles de estudios psicosexuales, para conocer la relación del trastorno o los factores que eventualmente pueden inducir a delinquir al homosexual.

Al jugárseles, no debe obviarse su conducta sexual, pero debe tratárseles sin demostrar ni asombro ni burla por su preferencia, porque lo que se juzga no es ninguna lesión al pudor, sino el delito que pudo haber cometido una persona que tiene una preferencia sexual fuera de los paradigmas del heterodominio.

No debemos , a modo de colofón, esta entrega sin decir, con justeza, que los homosexuales no son delincuentes per-se, sino que el rechazo social, familiar, religioso y hasta legal de su preferencia sexual, los margina y los ubica en la frontera de proclividad a delinquir, igual que a cualquier otro ser social que sea marginado.

La delincuencia en el homosexualismo es una categoría jurídico-social sumamente complicada, que no debe estudiarse sin partir del hecho cierto de que, casi siempre, delinquen por que la sociedad los margina, los estigmatiza, los rechaza, los desprecia.

 

1 COMENTARIO

  1. Creo que relacionar la delincuencia con la homosexualidad es etiquetar injustamente a una persona que tiene los mismos motivos para la ansiedad que cualquuer otro ser humano

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