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viernes, abril 26, 2024

Nunca ningún Muro resolvió nada

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El que se construye para dividirnos con Haití, es puro simbolismo para alimento al nacionalismo trasnochado. En el mediano y largo plazos no resolverá en nada el asunto migratorio, especialmente de Haití hacia nuestro país.

En algún momento ocurrirán muertes por asesinato militar a los que procuren saltar el muro.

De algo como esto canta Nino Bravo la canción Libre, que evoca la muerte de un joven que trató de cruzar el Muro de Berlín.

«Tiene casi 20 años y ya está cansado de soñar; pero tras la frontera está su hogar, su mundo y su ciudad… Piensa que la alambrada sólo es un trozo de metal… algo que nunca puede detener sus ansias de volar…”, dice esa canción.

Y sin duda, el Muro este, será también otra ocasión para las mafias que en uno y otro lado trafican con viajes sin el visado correspondiente.

«La fiebre no está en la sábana».

Esos 225 millones de dólares que se dispendian en la construcción de ese Muro, servirían más en una Plataforma Económica y Social Binacional, en ambos lados de   la frontera; que ocupe ahí la migración. Gana el país y gana Haití.

Las fronteras son un factor de desarrollo, no de división. La dominico- haitiana debe ser convertida en una oportunidad para el desarrollo económico, social y cultural, en el que ambos países resulten beneficiados.

Una plataforma económica y social binacional que se proponga, en el caso dominicano, regresar a su país y ocuparlos con empleos, a los nacionales haitianos que viven en este territorio, y controlar a los que quieran migrar a este, es en el largo plazo una solución sustentable.

Ambos países podrían unirse en el reclamo de que los países desarrollados, que, en distintos periodos, han saqueado las riquezas de la isla, devuelvan así sea parte de esos recursos para financiar esa plataforma.

Un polo económico y social asentado en ambos territorios, de complementariedad de recursos; industrias, plataformas agropecuarias; hospitales, politécnicos, generaría desarrollo económico, y reduciría con mucho la migración forzada.  Ocurriría, que cada día, y de manera legal y controlada, obreros, técnicos y profesionales de ambos países, podrían cruzar en uno y otro sentido ese PUENTE de desarrollo, a trabajar y ofrecer servicios diversos.

Se necesita un puente. No un muro.

Un Muro no.

Una plataforma binacional de desarrollo, sí.

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