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jueves, abril 25, 2024

  Serendipia

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República Dominicana, al igual que otras naciones subdesarrolladas y de derecha, de cuando en vez, aunque no haya una justicia vertical; se suceden las serendipias.

No nos referimos a acontecimientos particulares. Hablamos de casos fortuitos surgidos de eventos políticos-sociales; de posiciones antagónicas con respecto a partidos o sectores rivales, y hasta de fallecimientos de figuras notables, por los cuales algunas personas, sin buscarlo, consiguen objetivos valiosos.

Pero a al margen de éstos, hay “afortunadas casualidades”. Si el joven de 16 años, Delis Batista, no hubiese rescatado a una niña que cayó en una alcantarilla destapada de un sector del Distrito Nacional, jamás habría sido beneficiado con la dispensa gratuita de sus estudios preuniversitarios, por parte del Ministro de Educación, Roberto Fulcar.

Sin perseguir ese objetivo, a Batista, quien funge como delivery de un colmado en el sector Mirador Sur, por su acto heroico hoy se le presenta una perspectiva promisoria para él y sus familiares.  Y en su caso, como se ha informado, no importa que sea rayano; es decir, descendiente de progenitores de Haití y República Dominicana.

Su hazaña, que conmovió a los dominicanos, al ser bien difundida por los medios de comunicación, es posible que haya motivado el populismo que exhiben los gobiernos de nuestro sistema político, en este caso, el que encabeza Luis Abinader.

Esta serendipia, es decir, el hallazgo del beneficio que no se perseguía, propia de los que podemos considerar “suertudos” con respecto a nuestras políticas públicas asistenciales, es saludada por cualquier persona sensata.

En este caso, uno no cuestiona lo fortuito que deviene en esperanza. El suyo, es más encomiable que beneficiar a gente que no lo necesita, y tal vez ni lo merezca, sólo por ser antagónicos de rivales partidarios o por el fallecimiento de un pariente cercano y, cuando no, un consorte afín al gobierno de turno.

Lo jóvenes luchadores, sensibles, serios y humildes como Delis Batista, no deberían progresar por haber realizado una proeza como la que protagonizó. No; al margen de esta hazaña el pueblo humilde y gente que lo merece, debería tener un futuro mejor, sin una inesperada; pero sí orquestada serendipia.

  El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

 

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