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viernes, abril 26, 2024

Socialismo y petróleo

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Hoy 2 de noviembre pone las elecciones en USA a horas y de verdad hay diferencia entre Trump y Biden en lo referente al clima y no es entre socialismo y capitalismo como lo quiere poner el candidato republicano. Si este artículo lograra que algún votante cambiara de parecer por mis argumentos entonces valió la pena.

Trump es un profesional de la mentira (el Washington post le contabilizó más de 20,000) y eso no es solo malo por asuntos éticos, sino que se traduce en supervivencia del planeta porque hay profesionales que juzgan el cerebro de Trump como inestable y él tiene acceso directo al arsenal nuclear de USA.

También porque sus palabras pueden conducir a cuatro años más de su administración caracterizada por proclamar que el cambio climático no existe y que si ocurre no es culpa del exceso de uso de energía fósil.

Intento poner el tema ambiental en el centro de la polémica entre Trump y Biden sacándolo por un momento del ético, aunque ambos se engarzan.

Cuando Biden anunció su interés en fomentar energía renovable, Trump lo señaló como partidario del socialismo para asustar a los indecisos y de paso poder ganar los votos electorales necesarios en los estados como Pensilvania.

Para ello dijo que eso afectaría a la industria petrolera de ese estado.

En verdad su actitud no nace de una preocupación por la industria. Su actitud es de ganar las elecciones como sea, aunque hablando mentiras como eso de que Biden es Socialista.

En verdad la industria y el empleo actualmente se benefician del menor costo del kwh renovable y del mayor uso de mano de obra en la producción de aspas para generadores eólicos e instaladores de paneles solares. e

En el entorno norteamericano acusar a una persona de ser socialista es casi equivalente a insultarlo como delincuente para las personas menos educadas que son el blanco de las palabras de Trump.

En la historia política de Biden de décadas en el parlamento y ocho años en la vicepresidencia jamás se le ha conocido como socialista. Pero eso no le importa a Trump, qué importa una mentira más para un tíguere.

Estamos camino a derretir los polos que tienen la facultad de desviar hacia el espacio exterior a la atmósfera la radiación solar que la calienta.

Hoy tenemos la conciencia de la relación entre nuestra existencia en términos de clima, ambiente, salud, calidad de vida. Nuestro deber es estar alerta de la conexión entre las cosas desde el punto de vista científico ya que existen los medios para medir el impacto de cada uno de los pasos de nuestra conducta.

Transportarse en miles de millones de automóviles que expelen CO2 es una cosa que nos afecta y frenar esa tendencia es sana. Eso lo sabe Trump, pero él cree que es más importante que él siga siendo el presidente que reduce los impuestos a los más ricos y que el pague menos impuestos que una simple secretaria.

Los que creemos que no es necesario romperles la cabeza a garrotazos a Pepín Corripio, para propugnar que sus empresas se nutran de energía renovable. De igual modo el capitalismo, actualmente en crisis, necesita de nuevas formas de generar riquezas, pero ellas tienen que actuar manteniendo el equilibrio que señala la naturaleza y no la que ha acabado con la mitad de las especies. Nosotros necesitamos aire puro, no uno lleno de desechos tóxicos y propugnar por ello no debería ser delito como lo quiere poner Trump.

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